Mientras en Europa el invierno está en puerta, los diversos conflictos por la provisión del gas siguen generando tensión política y, sobre todo, retraso en la utilización masiva de las fuentes de energía “limpias”. En todo el mundo continúa la búsqueda de recursos baratos y no contaminantes. La fuente de energía única, limpia y barata, hasta el momento nadie la ha encontrado.
Como se ha comentado en diversos artículos, libros y algunos medios de comunicación, la transición energética deberá transcurrir con la ayuda del petróleo por varias décadas más. En México tenemos grandes posibilidades con el litio, petróleo, gas, uranio, agua caliente natural; contamos con una de las zonas más propicias para la energía eólica, La Venta, en Oaxaca. Uno de los lugares con la mayor velocidad del viento, en forma continua, con la salvedad de que en abril su fuerza disminuye y en diciembre aumenta.
La decisión del presidente Andrés Manuel López Obrador de proteger los yacimientos del litio ha sido una medida de trascendencia, porque –como se ha publicado en este mismo diario– México está en la mira del mundo por sus yacimientos de este recurso.
Podemos decir que siempre lo ha estado (la mira en la nación), puesto que los gobiernos anteriores han sido benevolentes en extremo con las compañías mineras extranjeras. Hicieron del país algo parecido al “paraíso fiscal de la minería” pues se han llevado lo que han querido, al precio que han decidido y con los contratos más ventajosos que acostumbraron exigir a los presidentes anteriores.
Con los minerales y otros recursos naturales que se han explotado por años, como son el caso del oro, plata, cobre, también se han extraído otros elementos, como el fierro (que al purificarlo se obtiene acero).Por lo menos seis entidades de la República cuentan con gran cantidad de minerales.
Existen diferentes tipos de yacimientos, según la clasificación geológica por su orientación geográfica. Además de los ya conocidos, contamos con reservas de diversos minerales importantes para la industria. Tal es el caso de plomo, carbón, manganeso, molibdeno, yeso y zinc, entre otros también. Se espera que este gobierno, y así lo ha propuesto el Presidente de la República, que todos los tipos de yacimientos minerales de la nación queden protegidos por las leyes mexicanas.
De acuerdo con datos mundiales, México es considerado como nación importante en cuanto a los minerales básicos para la industria. El país se encuentra entre los 10 poseedores de yacimientos de minerales básicos, ya sean metales preciosos, ferrosos y no ferrosos.
Con la revisión de contratos que se está llevando a cabo por parte de las autoridades correspondientes, se hará la depuración o la cancelación de aquellos que resulten ventajosos para las empresas nacionales o extranjeras. Una de las determinaciones para hablar de la soberanía energética es lograr que los resultados económicos de la explotación minera incrementen las ganancias nacionales, así como también el producto interno bruto más allá del escaso 2.3 por ciento, como lo estuvo hasta 2020.
Otro de los elementos que debe ser indispensable para tomarlo en cuenta como fuente energética limpia es el uranio. Se sabe que contamos con este mineral en Coahuila, Chihuahua, Sonora, Durango, Oaxaca –éste con con alrededor de 700 toneladas– y Baja California Sur, donde además de uranio existen yacimientos de roca fosfórica.
Aunque no lo podría asegurar, tampoco sería extraño el hecho de que se haya extraído uranio de forma clandestina u otras formas.
La explotación racional de la minería y su óptima utilización que garantice las ganancias justas para la nación, es un beneficio que pertenece a la población mexicana entera. Son las riquezas de la tierra que nos corresponden a todos por derecho.
Por otra parte, el pasado primero de diciembre finalizó el ciclo de conferencias de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística (SMGE), en el cual se expusieron temas de geopolítica, historia de las revoluciones en México, fuentes de energía limpia, transición energética y otros temas. Las sesiones fueron dirigidas por David González Serna, presidente de la SMGE, y Hugo R. Castro Aranda, presidente saliente, donde se contó con la participación del periodista Rodolfo Sánchez Mena y especialistas en diversas materias, quienes concluyeron que la utilización racional de los recursos naturales es una prioridad, así como la planificación de programas ambientalistas que logren una transformación energética realista y útil. Sin olvidar los conocimientos importantes que nos heredaron las culturas originarias.
Como invitado a dicho evento, señalé que una de las fuentes más limpias es, precisamente, el uranio. La industria nuclear puede considerarse como una de las más importantes para garantizar una etapa de energía limpia y segura.
Consolidando, no sólo la soberanía energética, sino todas las necesarias, podemos decir, en alusión al poema Tengo, del escritor cubano Nicolás Guillén, “vamos a ver, tenemos lo que debimos tener”.