La victoria de Xiomara Castro en las elecciones hondureñas del domingo pasado es un acontecimiento de alcance continental. La copiosa votación de más de 52 por ciento lograda por la candidata del partido Libre y aliados fulminó a un régimen represivo, vinculado al narcotráfico y sostenido por varios fraudes electorales, y ganó las alcaldías de la capital Tegucigalpa y San Pedro Sula.
El gobierno derrotado es hijo del golpe de Estado que derrocó al presidente Manuel Zelaya en 2009, instrumentado y consolidado con apoyo de Washington, incluso mediante la activa intervención personal de la entonces secretaria de Estado Hillary Clinton. La alianza triunfadora reúne a un sector de la empresa privada afectada por la entrega del país al capital trasnacional, a organizaciones obreras, campesinas, magisteriales, de trabajadores de la salud, de los pueblos originarios, de trabajadoras domésticas y de la comunidad lésbico-gay.
Resumo objetivos del nuevo gobierno, enumerados por Javier Suazo: buscará un modelo que sustituya al neoliberal basado en el endeudamiento externo impulsado por el Fondo Monetario Internacional, derogar leyes que suavizan las penas para los corruptos y narcotraficantes, debilitan el Estado de derecho y favorecen a las corporaciones.
Promoverá la soberanía alimentaria y un cambio de la matriz productiva mediante procesos que generen mayor valor agregado en los sectores agropecuario, industrial y de nuevas tecnologías, e impulsará el turismo, la infraestructura, la vivienda popular y las actividades de cuidado. Recibirán gran prioridad en el presupuesto y la acción gubernamental la salud, la educación y protección social (https://bit.ly/31w9a0u).
No es suficiente ganar la presidencia, apunta la destacada activista feminista Natalie Roque Sandoval. Necesitamos tener un Congreso fuerte para derogar las leyes nocivas y avanzar con el plan de gobierno. Xiomara carga en sus hombros una responsabilidad histórica. No solamente le va a tocar enfrentar una campaña de odio y misoginia, sino también tomar las riendas de una nación destruida, saqueada y altamente endeudada (https://bit.ly/3plFEmo).
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