La vida de Vicente Fernández, El Charro de Huentitán, “refleja el tiempo de oro de la música popular, la de hombres y mujeres que caminaron por el barro y llegaron a la cumbre”.
Así reflexiona Olga Wornat sobre el intérprete de Por tu maldito amor, en su libro El último rey: Biografía no autorizada de Vicente Fernández (Planeta), donde confiesa que su interés surgió de su pasado, “cuando la voz del Charro de Huentitán iluminaba el rostro de mi madre, abrazaba su soledad y la transformaba, y cierta nostalgia por lo perdido y lo que no pudo ser brotaba de sus ojos grandes”.
Fernández “es producto de una época. No es un frase para justificar todo lo que hizo mal o los límites que cruzó, pero sí punto de partida para desmenuzar la sique de un ídolo popular con todos sus claros y sus oscuros”, describió la escritora argentina, quien durante la dictadura militar en su país vivió en la clandestinidad y es autora de La Jefa, Crónicas malditas y Felipe, el oscuro, por citar algunas de sus publicaciones.
En El último rey… Olga Wornat escribió en el prólogo Infancia entre rancheras y boleros: “La travesía personal, que fue sustentada por la literatura, el cine y la música, más que por los juegos de muñecas, alimentó la idea de este libro durante largos años, entre recortes de viejas revistas de la farándula, entrevistas y apuntes escritos en agendas amarillentas”.
Se postergó, prosiguió, “mientras paría otras historias y me ocupaba de desentrañar otras vidas –sombrías, duras de los bajofondos de la política–, quizá como artilugio para reconectarme con mis emociones profundas, este trabajo comenzó a tomar forma después de uno de mis viajes a Guadalajara, antes de que llegara la peste”, en enero de 2020.
El recorrido, afirmó Wornat, fue “vertiginoso y agotador”, pero también se despojó de dudas e indefinición para plasmar la historia de un hombre “un gigante, una leyenda, con sus luces y sombras”.
Los seis capítulos titulados: 121 días de terror, Un largo camino hacia la gloria, El rey, Amores malditos, El Potrillo, una vida al galope y El ocaso de un patriarca, Wornat lo completa con una serie de fotografías de archivo donde se observa al cantante en su juventud, en presentaciones, de gira, en imágenes de algunas de sus cintas o, bien, acompañado por la dinastía Fernández Abarca: Vicente junior, doña Cuquita, Alejandra, Alejandro y Gerardo.
La autora explicó que en su investigación “fui y vine una y otra vez por la vida de los admirados antecesores de Vicente Fernández y la relación con sus congéneres; la fuerte influencia de sus progenitores y su muerte temprana; los esfuerzos sobrehumanos para llegar y mantenerse en la cima; la intensa relación con su esposa Cuquita y las públicas infidelidades”.
También “me interné en el secuestro brutal de su primogénito Vicente junior, el punto de inflexión más trascendente de su vida, cuando creyó que ésta ya no tenía sentido. El papel de Gerardo, su hijo de en medio, y la malsana relación con sus hermanos. El retiro de los escenarios y la caída que lo tiene al filo de la muerte, internado en un hospital de Guadalajara. El esplendoroso renacer de Alejandro, su Potrillo menor e indiscutible heredero”.
Olga Wornat, cerró esta publicación, con Vicente Fernández “en grave estado en la sala de terapia intensiva del Hospital Country 2000 de Guadalajara. Sin novedades de su salud, a 60 días de la caída”.
Enfatizó: “Como corresponde, me comuniqué con la familia, con la intención de entrevistarlos, o por lo menos tener su versión de la historia. Hablé con Vicente junior, que fue muy amable conmigo, pero las circunstancias difíciles en la que se encontraba no nos permitieron platicar. Al contrario de su hermano, intercambié mensajes con Gerardo, y su respuesta fue grosera y fuera de lugar”.
En el texto, Wornat recuerda a figuras como Juan Gabriel, el doloroso momento cuando doña Cuquita se entera que tiene un hijo con otra mujer; la obsesión de Chente por la fama, el sexo y las mujeres; las imposiciones y la relación con su hijo Alejandro, cuyo nacimiento en 1971, casi fue trágico pues “llegó al mundo contra todos los pronósticos”, debido a que los médicos aseguraban que “el bebé que llevaba Cuquita en su vientre estaba muerto”.
Entre los diversos escándalos, que recupera Wornat, recuerda, cuando el cantante, en Houston se realizó un control y después de practicarse una biopsia, le propusieron realizarse un transplante. Su negativa resonó por todos lados, pues se le ocurrió agregar a sus comentarios que además de muerto, aquel donante podría ser “homosexual o drogadicto”.