El vigésimo Encuentro Internacional de Caricatura e Historieta, efectuado en la 35 Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara, rindió este sábado homenaje póstumo al caricaturista de La Jornada Antonio Helguera (1965-2021) con una mesa redonda en la que colegas y amigos reconocieron la finura de su trazo y su humor mordaz y crítico, además de dar paso a recuerdos y anécdotas sobre lo aparentemente hosco y rudo de su personalidad.
El escritor e historietista Bernardo Férnandez Bef lo definió como el mejor caricaturista de su generación, a partir de considerar que en su trabajo se amalgaman, como en muy pocos casos, la forma con el fondo.
“Helguera fue un tipo tocado por la belleza. Sus trazos eran de una precisión casi quirúrgica; tenía una capacidad de gráfica para lograr colocar el trazo preciso. La capacidad gráfica que tenía la podía resolver en la menor cantidad de trazos posibles. En matemáticas se llama elegancia a una solución cuando tiene la menor cantidad de pasos posibles. Él fue la personificación gráfica de la elegancia”, explicó el autor.
“Propios y extraños coinciden en que era tan temido por sus enemigos y que generaba en la misma intensidad tanto odio y tanta adoración por su profundo análisis político, por su capacidad de leer entre líneas, de plantear escenarios, por saber por dónde venían los trancazos.”
El monero Gonzalo Rocha evocó la amistad que los unió desde sus años de primaria, la complicidad que se generó desde entonces entre ellos gracias al dibujo, el intercambio que hacían de cómics y, más adelante, de literatura; su encuentro y estancia en La Jornada y en la revista Proceso, sus coincidencias y desavenencias políticas e ideológicas, pero, ante todo, la unión y cariño que se tuvieron de por vida.
También contó un pasaje desconocido: el momento en que ambos decidieron dedicarse a vivir del dibujo fue cuando uno de un tren hecho por Helguera apareció en uno de los nuevos libros de texto de la SEP, en el sexenio de José López Portillo.
La caricaturista Cintia Bolio asumió al homenajeado no sólo como maestro, amigo y referente, sino también como aliado en la causa feminista: “No sé si él se autodenominaba feminista, pero sí creo que era un buen traidor del patriarcado, como decimos de este lado, porque hacía un ejercicio de empatía.
“Como monero era absolutamente empático con las mujeres y la situación terrible que se vive en México. Hacía grandes cartones que denunciaban el horror del feminicidio o en favor de nuestros derechos, como el aborto.”
El caricaturista Patricio Ortiz consideró que Helguera era famoso por su carácter, el cual podía parecer hosco y duro para alguien que no lo conocía, pero que sus allegados jamás vieron así. Explicó que era una careta en la que tenía mucho que ver el origen español de su familia materna, ya que “los españoles parece que pelean cuando sólo están conversando”.
La periodista Alma Muñoz, esposa de Helguera y colaboradora de La Jornada, ratificó que el caricaturista sí podía parecer alguien incluso difícil, “pero era una gran persona que a veces no creía que fuera merecedor de todo el cariño” que le mostraban sus amigos y en general la gente.