Desde los años 60 el señor José se dedica a bolear calzado en el Centro Histórico de la Ciudad de México apenas le alcanza para comer y pagar la renta; este año se cayó dos veces y sufrió una fractura por el mal estado de las calles, lo que le ocasionó todavía más problemas, comenta.
El caso de don José es sólo una muestra de lo que han tenido que pasar los aseadores de calzado y otros trabajadores no asalariados, categoría en la que se ubican personas que con oficios como este, vendedores de revistas, músicos norteños, organilleros, fotógrafos de ceremonias religiosas entre otros cuentan con un permiso para desarrollar estos oficios en la vía pública.
Víctor Pérez Serrano, Secretario General de la Unión de Aseadores de Calzado de la CDMX, aseguró, que frente a la crisis económica derivada por la pandemia los trabajadores no asalariados “se endeudaron han tenido que marcharse a sus pueblos ante la falta de trabajo y se han tenido que endeudar para pagar su renta, aunado tuvieron que contratar Internet para poder seguir las clases virtuales para sus hijos que están estudiando lo que es un gasto extra que la verdad no podemos sostener y así nos hemos mantenido hasta la fecha”.
Es cierto que regresamos a trabajar pero mucha gente no ha regresado, “nosotros dependemos de oficinistas pero hay mucha gente que todavía no ha vuelto a las oficinas y no podemos recuperarnos económicamente”.
Esto también le pasa a los que trabajan en la Plaza Garibaldi, “hay gente pero no hay trabajo para los norteños y músicos de cualquier manera los ingresos siguen siendo muy bajos por ejemplo los aseadores de calzado hacemos de tres a cuatro boleadas, cuando ates de la pandemia hacíamos de ocho a diez boleadas”.
En 2021 “no recibimos ningún apoyo tampoco alimentario por el contrario se nos han puesto trabas en la Secretaría del Trabajo y Fomento al Empleo para obtener nuestras licencias de trabajo, muchas veces se desconoce a las uniones que con base en el Reglamento de Trabajadores no Asalariados del DF apoyamos a los trabajadores para hacer sus trámites ya sea de licencia nuevas, resellos, para lo que nos ponen trabas”
Tal como lo deja ver Pérez Serrano, comer o comprar internet para los niños que debían seguir las clases por computadora durante la crisis sanitaria fue una de las problemáticas a las que se enfrentaron estas familias debiendo optar por lo primero ante la baja sustancial de sus ingresos.
Así lo refleja el estudio, La Crisis del Covid-19 y la economía informal en Ciudad de México: Impactos persistentes y una agenda para la recuperación, elaborado este año por la organización Mujeres en empleo informal; Globalizado y Organizado, (Wiego por sus siglas en ingles).
De acuerdo con este entre 2020 y 2021, un 24 por ciento de las personas encuestadas reportó que un adulto en el hogar había pasado hambre porque no había suficiente comida, también, un 67 por ciento de los participantes reportó haber reducido el consumo alimentario en los últimos 12 meses. Esta cifra es más alta entre las personas trabajadoras no asalariadas.
En este sentido, las personas trabajadoras no asalariadas han sido el sector más afectado, pues en 2021 trabajan 1.4 días menos que antes de la pandemia (5.7 versus 4.3), indica.
En 2021, la gran mayoría de las personas trabajadoras no asalariadas han regresado a trabajar, pero aún no recuperan el número de días trabajados por semana pre-pandemia —en vez de recuperarse, han perdido poco más de un día de trabajo desde que inició la pandemia.
En términos de ingresos estos tampoco se recuperan al nivel previo al Covid siendo los más afectados los no-asalariados y los trabajadores voluntarias en servicio de limpia, cuyos ingresos diarios han caído en 35 por ciento y 27 por ciento respectivamente, agrega.