La pandémica sacudida pasó brutal factura a la patria grande, América Latina, pues en 2020 la economía regional se desplomó alrededor de 7 por ciento y sus consecuencias sociales resultaron arrasadoras. Como muestra, un botón: “no se espera que el producto interno bruto por habitante vuelva a niveles anteriores a la crisis; sería (si bien va) entre 2023 y 2024 cuando ello suceda; la pobreza y pobreza extrema están en su punto más alto de los últimos 20 y 12 años, respectivamente”.
A tan tétrica conclusión llegó la Cepal, organismo que ayer divulgó su edición 2021 sobre las perspectivas económicas de la región, un informe realizado junto con el Centro de Desarrollo de la OCDE, el Banco de Desarrollo de América Latina y la Unión Europea, del que se toman los siguientes pasajes.
América Latina y el Caribe es la región más afectada por la pandemia del Covid-19 y los avances socioeconómicos de las últimas décadas corren el riesgo de ser revertidos por la crisis. Las estrategias de recuperación deben incluir reformas bien secuenciadas que promuevan sistemas universales de protección social, aceleren la formalización de las economías, mejoren la progresividad fiscal y profundicen la integración regional.
Es de reconocer los considerables esfuerzos realizados por los países de la región para proteger durante la pandemia a los grupos más vulnerables, entre ellos las mujeres, los jóvenes y los ancianos, pero hay que destacar que cerca del 40 por ciento de los trabajadores de la región no tenían protección social cuando comenzó la crisis. Esto se debe en gran medida a que, en promedio, más de 50 por ciento de ellos laboran de manera informal, por lo que es fundamental avanzar hacia sistemas de protección social universales para proteger a los más necesitados en el contexto pospandémico.
La pandemia ha dejado grandes cicatrices. Sigue siendo necesario actuar de manera urgente y decidida para superar la pandemia, mitigar sus consecuencias socioeconómicas a largo plazo y sentar las bases de un futuro mejor. Los países latinoamericanos se enfrentan a un desafío común excepcional. A corto plazo, aplicar estrategias de vacunación eficaces y equitativas como elemento clave para la recuperación. A mediano, luchar contra los efectos de la pandemia y transformar las trampas del desarrollo de la región en círculos virtuosos para lograr una senda de mayor bienestar.
La pandemia ha puesto de relieve la apremiante necesidad de redefinir las políticas nacionales creando consenso entre los ciudadanos. Reforzar la rendición de cuentas y la confianza en las instituciones es clave para emprender reformas pendientes a nivel nacional, necesarias para la recuperación, que puedan enmarcarse en un nuevo contrato social. Los objetivos fundamentales de éste incluyen mayor cobertura de la protección social, mejores y más accesibles servicios públicos, una estrategia de transformación productiva, marcos fiscales más justos y la promoción de la participación ciudadana en el diseño e implementación de políticas públicas.
La desconfianza en los gobiernos y las exigencias de la ciudadanía por mayores niveles de democracia ya evidenciadas en la ola de protestas que ha sacudido a la región en años recientes, continúan aumentando en un momento en el que la crisis del Covid-19 está poniendo a prueba la capacidad de resistencia de los países de la región. En 2020, sólo 38 por ciento de la población confiaba en su gobierno, más de la mitad creía que éste no luchaba eficientemente contra la corrupción y la mayoría de las naciones latinoamericanas presentaban niveles de impunidad medios y altos.
La confianza en los gobiernos se mantuvo muy inestable a medida que evolucionaba la crisis sanitaria y económica. En 2020, 73 por ciento de los ciudadanos latinoamericanos consideraron que su país estaba gobernado en función de los intereses de unos pocos grupos de poder, mientras disminuía la confianza en los partidos políticos. Los mecanismos tradicionales de representación no han logrado canalizar las crecientes y cambiantes demandas políticas, aumentando la frustración popular.
Las rebanadas del pastel
Victoria Rodríguez Ceja recibió el aval del Senado de la República y desde ya forma parte de la junta de gobierno del Banco de México. De ahí, a la oficina principal de esa institución, no sólo como gobernadora, sino como la primera mujer en ocupar ese cargo. Felicidades.