Bajo un disfraz de concesiones “humanitarias” a migrantes que han solicitado asilo en Estados Unidos, el gobierno de México, con la cancillería como responsable operativo, ha aceptado el regreso de la trumpista reformulación de nuestro país como auténtico patio trasero al cual enviar a esos solicitantes en tanto el aparato imperial decide si les concede la gracia del asilo o no.
El programa, denominado Protocolos de Protección a Migrantes (MPP, conforme a sus siglas en inglés), fue implantado en 2019 por el tóxico agente naranja que habitaba la Casa Blanca. Joe Biden decidió cancelarlo, como una de sus primeras decisiones fuertes, en enero del año en curso, hasta que un juez radicado en Texas ordenó la reinstalación. El zigzagueante Biden pidió tiempo para negociar con México la aceptación del desconsiderado propósito: en lugar de que Estados Unidos cargue con la responsabilidad de la estancia en su propio territorio de solicitantes de asilo, los enviará a México para que acá esperen el tiempo que tarde la resolución judicial correspondiente. Hágase la voluntad de los gringos en el patio de descarga del vecino frágil.
Depositar a esos solicitantes de asilo en México, en particular en las zonas fronterizas norteñas, los coloca en una situación de extremo riesgo, sobre todo en relación con los cárteles del crimen organizado. Solicitar a Estados Unidos dinero para medio atender a esos migrantes en suelo mexicano, es una acción lamentable, por no usar palabras de mayor calibre.
Renunció Manuel Espino Barrientos al cargo de comisionado del Servicio Público Federal que le había asignado Alfonso Durazo Montaño cuando éste era secretario de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC). Antes, había sido presidente del comité nacional del Partido Acción Nacional, con Vicente Fox como presidente de la República, y tiene un historial ineludiblemente relacionado con el fraude electoral de 2006, al grado de alzarle la mano, como triunfador, a Felipe Calderón. Similar maniobra de oportunismo sexenal tuvo con Enrique Peña Nieto y Andrés Manuel López Obrador.
La salida del puesto en la SSPC tuvo como antecedente una solicitud de licencia para intentar postularse como candidato al gobierno de Durango por Morena. No fue incluido por el Consejo Nacional morenista en la cuarteta de aspirantes, pero sus seguidores aseguran que podría ser inserto más adelante, como concesión de la Comisión de Elecciones.
Por lo pronto, hay acercamientos con el grupo de Marina Vitela, ex priísta del grupo del ex gobernador tricolor Jorge Herrera Caldera y actual presidenta municipal de Gómez Palacio. Seguidores de Espino afirman que éste podría ser coordinador general o electoral de la campaña morenista y, ya “con derechos” partidistas (aunque, a la fecha, no se ha aprobado su afiliación en la aplanadora guinda), aspirar a posterior candidatura a un cargo de elección popular.
La gobernadora de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, tendrá días de intensa convivencia escénica y política con el Presidente de la República. Le acompañará en la gira que López Obrador hará en algunos lugares de la capital del país y en otros que visitará en el contiguo estado de México. Por ello cambió la fecha de la presentación de su tercer Informe de labores, que debía ser el domingo 5 de este mes, y lo pasó para el día 8, en un acto al que dijo que “podría” invitar al propio titular del máximo cargo público nacional, al que la propia Sheinbaum podría aspirar como candidata de Morena, con la etiqueta de favorita de Palacio.
Y, mientras el Senado ha aprobado que la ex subsecretaria de Hacienda Victoria Rodríguez Ceja llegue a la Junta de Gobierno del Banco de México, con la expresa predeterminación andresina de que sea la primera presidenta de esa entidad, ¡hasta el próximo lunes, con Marko Cortés enojado porque cuatro gobernadores del PAN fueron al informe obradorista en el Zócalo y se tomaron fotografías de ocasión, con toques de entendimientos a futuro!
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