Entrar al concierto Mrs. Henry & Friends, donde recrearon fielmente The Last Waltz (aquella despedida de The Band, donde estuvieron, entre otros, Neil Diamond, Eric Clapton, Bob Dylan, Van Morrison y Neil Young) en el Belly up Tavern, en Solana Beach, California, fue como treparse a una montaña rusa sin cinturón de seguridad… y con los ojos vendados. Fue como doparse de música, de rocanrol… y un poquito de mezcal.
La pasada noche de domingo, la banda de músicos que lidera Daniel Cervantes, chicano, la reventó bien y bonito, al convocar a unas 500 personas a presenciar un concierto de más de tres horas; 37 canciones; Mrs. Henry como la banda base, primero con canciones como Up on Cripple Creek, Georgia on my Mind, Stage Fright, para luego de una decena de rolas en solitario, trepar a sus amiguitos Zander Schloss y David Tcheng (con quienes ejecutaron, justamente The Last Waltz); Down South in New Orleans con Zander Schloss, David Tcheng y Scarlet Rivera, Clinton Davis, Jason Meyers, Mike Stax, Shane Hall, Marc Ford y nombres más, nombres menos que quizá no conozcamos, pero quienes dejaron el alma, sudor y sangre en el escenario.
Fue como una cita a ciegas de la que salimos enamorados. Se disfrutó enormemente cada minuto, cada segundo de The Last Waltz, este homenaje que Mrs. Henry (Blake Dean, bajo y voz; Chad Lee, batería; Jody Bagley, teclado y voz, y Daniel Cervantes, guitarra y voz) rindió a The Band en el Belly up Tavern, lugar emblemático para el soul, el jazz y, especialmente, el rocanrol.
Al día siguiente y con la resaca a cuestas, conversamos con Mrs. Henry.
–¿Pueden decirnos cómo comenzó este proyecto de Mrs. Henry?
–“Todo comenzó en 2012 y nos reunimos en 2015. El nombre viene de una canción de Bob Dylan Please, Mrs. Henry. Todos tenemos nuestras propias personalidades, aquí todos cantamos y nos gusta todo tipo de música y es lo que más disfrutamos”.
–¿Sabían desde un inicio que este era el sonido que querían tener?, ¿tenían clara esta fusión country-rock con instrumentos antiguos?
–“No, uno nunca elige el tono que va a tener; no es tan simple. Todos somos individuos. Todos tenemos diferentes inspiraciones, como DuckTales, Megadeath… Entonces, las cosas que hacemos y no hacemos en ninguna situación musical definen el sonido. Tenemos ciertas rutas que todos compartimos, que podrían ser un poco más profundas que otras. Pero luego, al otro lado de eso, como en los tallos de esas ramas, teníamos estas pequeñas flores y diferentes estilos de música”.
–¿Cuál es tu opinión sobre la evolución que hay en la escena musical?, ¿necesitamos más rock?
“El rocanrol es una experiencia. Y creo que volver a querer esa experiencia, sólo se puede reconectando con todos. Así que ahora mismo el rocanrol está luchando contra el pop y otros géneros; pero eso mismo está provocando que la gente esté más abierta a diferentes tipos, incluyendo el nuestro. Nosotros seguiremos haciendo lo mismo, y quizá la gente empiece a conectar cuando escuchen nuestra propuesta”.
–Sobre The Last Waltz, ¿cómo fue la preparación creativa, de producción, para sumar a tantos artistas en el escenario?
–“Ya lo habíamos montado en 2017… Empezamos ensayando y viajando hacia el pasado. Y luego comenzamos a traer invitados, lo que puede ser un proceso realmente interesante para todos. Ya sabes, cada uno tiene un talento único por sí solo, fue un gran trabajo lograr reunir a todos y experimentar. Con algunos tuvimos oportunidad de ensayar y trazar cosas; con otros, fue un poco tocar sobre la marcha; pero no fue improvisado; acabas de verlos en el escenario y sólo confiamos en que todo el mundo sabe lo que está haciendo”.
–¿Tienen alguna fecha cercana en México?
–“Nos encantaría; hay planes para 2022; ya les contaremos cuándo, dónde y cómo”.