Siendo el combate a la corrupción una de las principales prioridades del actual gobierno por la magnitud a que ha llegado, facilitando el crecimiento del tráfico de drogas, así como el incremento de la violencia y el crimen, el enriquecimiento de una minoria cínica y rapaz, formada tanto por los altos fucionarios del gobierno como por empresarios empeñados en acrecentar su riqueza, sin consideración al daño que han hecho al país y a su población, al incrementar los niveles de pobreza y miseria de la inmensa mayoría de ésta reduciendo su calidad de vida. Por ello, la Cuarta Transformación (4T) propuesta por el Presidente de la República se enfrenta a su reto más difícil y trascendente: los avances logrados hasta ahora son reducidos, sobre todo si tomamos en cuenta la proporción de delincuentes de cuello blanco que han sido encarcelados hasta ahora.
Por ello, luego de tres años del inicio del presente gobierno, es necesario reconsiderar el problema y lograr que la transformación que se plantea cuente con otras estrategias, quizás menos dramáticas, pero significativamente más efectivas y de largo plazo, basadas en la educación, haciéndonos la pregunta: ¿por qué en el mundo actual, en que nuestro país es sólo un caso más de la podredumbre que hoy parece haberse incrustado en la mayor parte del planeta, tal como lo han revelado los recientes Papeles de Pandora, existen naciones en que las conductas de sus altos funcionarios y de sus principales empresarios son ejemplares, como en Finlandia, Dinamarca, Holanda, Islandia,Noruega, Corea y Hong Kong? La única respuesta posible está en una educación, orientada a la enseñanza de la ética y la formación de valores. ¿Por qué no pensar en el desarrollo de una estrategia educativa centrada en una cultura cívica apropiada, como la lograda por esos países?
Mi impresión es que hasta ahora, estos temas no han sido tratados correctamente en los libros de historia ni en los de civismo. El primer problema ha estado en la presentación de los personajes de la historia como “los buenos” y “los malos”, pensando quizás que los niños en edad escolar no han desarrollado aún un criterio adecuado al respecto, presentando a unos como hombres y mujeres perfectos que jamás se equivocaron en sus actos y decisiones, y a otros como personajes sin escrúpulos, capaces de traicionar a sus compañeros, y de cometer acciones equivocadas con consecuencias funestas, dificultando así a los estudiantes la comprensión de la historia misma.
Un ejemplo de esto se da en el caso de la Guerra de Independencia, en que el ejército insurgente, luego del Grito de Dolores, tiene una serie de victorias que le permiten acrecentar su poder y capacidad militar, al ir tomando las ciudades de Guanajuato, Guadalajara y Morelia, para llegar algunas semanas después a las inmediaciones de la Ciudad de México, quizás como una turba carente de la organización necesaria para tomar la Ciudad de México, pero logrando derrotar al ejército realista que había intentado detenerlos, haciendo totalmente factible que este ejército terminara la guerra en unas cuantas semanas. En lugar de ello, las fuerzas insurgentes emprendieron la retirada hacia el norte, dividiéndose un poco después y debiltándose irremediablemente, lo cual les lleva a la derrota y a la muerte, dando lugar a que la Guerra de Independencia durase más de 10 años y fuese finalmente ganada, no por sus iniciadores, sino por hombres con otras ideas e intereses. ¿Cómo explicar y entender todo esto? Cuando años después leí las novelas Los pasos de López y Los relámpagos de agosto, del gran Jorge Ibargüengoitia, pude finalmente comprender lo que realmente sucedió en la Guerra de Independencia, como posteriormente en la Revolución, realizadas ambas por personajes reales de su tiempo y no por otros, cuyos comportamientos resultan incomprensibles para las nuevas generaciones de estudiantes. ¿No resultaría mejor aceptar las fallas de aquellos iniciadores, que luego de los triunfos iniciales, comenzaron a tener celos y diferencias naturales entre ellos, las cuales los llevaron a dividirse, en lugar de dejar tales diferencias a un lado para enfrentar a quienes eran sus enemigos naturales?
La enseñanza de la “historia oficial” referente a los sucesos posteriores a la Revolución, sobre todo a partir de la segunda mitad del siglo XX hasta la fecha, plantea una problemática más grave, al ocultar e ignorar hechos que forman parte de nuestra historia moderna y nos llevaron a la realidad que hoy vivimos, y pareciera imposible de superar; de acuerdo con esta versión oficial de nuestra historia, México nunca sufrió una matanza de estudiantes a manos del Ejército y ordenada por el mismo presidente de la República.
Asimismo, hemos vivido en un regimen democrático, en que los resultados electorales han sido respetados y aceptados por la población, de manera que los fraudes electorales cometidos por Miguel de la Madrid para imponer a Carlos Salinas de Gortari, al igual que el de Vicente Fox para imponer a Felipe Calderón, simplemente no existieron, como tampoco se dio el hecho de que Enrique Peña Nieto llegara a la Presidencia mediante la compra millonaria de votos, generando así una historia nacional, cada vez mas lejana de la realidad, lo cual dificulta la comprensión de lo que hoy sucede en el país, siendo ello un tema que no debiera ser ignorado por más tiempo por la Secretaría de Educación Pública. Por ello, el cambio profundo que hoy requiere la historia de nuestro país debería ser prioridad para el gobierno de la 4T a través de dicha secretaría.