El Grupo de Puebla, que congrega a personalidades progresistas de Iberoamérica, respaldó la propuesta del presidente Andrés Manuel López Obrador de crear un plan global contra la pobreza, a partir de un impuesto voluntario de las personas y empresas más ricas del mundo.
Al presentar ayer las conclusiones de su séptimo encuentro, realizado en la Ciudad de México, integrantes del organismo destacaron la relevancia del planteamiento del mandatario mexicano y sugirieron la aplicación de un modelo solidario de desarrollo articulado en seis ejes: superación de la desigualdad social, búsqueda del valor, nueva política económica, transición ecológica, integración regional y nueva institucionalidad democrática.
Subrayaron la necesidad de la unión de América Latina, a fin de combatir con vigor las fuerzas de extrema derecha que intentan imponer proyectos oscurantistas y regresivos, que sólo buscan el beneficio de unos cuantos. Aloizio Mercadante, ex ministro de Educación de Brasil, apuntó: “el mundo pospandemia necesita una reconstrucción más generosa, con menos desigualdad y menos hambre”.
El 9 de noviembre, en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, López Obrador planteó un plan para apoyar a 750 millones de personas que sobreviven con menos de dos dólares diarios, mediante un impuesto voluntario anual de 4 por ciento de las mil personas más ricas del mundo y de las mil empresas más grandes, además de un fondo de 0.2 por ciento del producto interno bruto de los países del G 20, para disponer cada año con alrededor de un billón de dólares.
El Ejecutivo mexicano “hizo una propuesta muy consistente: tributar a los que más tienen para alcanzar una actitud más solidaria y un mundo sin hambre, y para darle viabilidad debemos divulgarla para sensibilizar”, aseveró Mercadante, quien previó el triunfo de Luiz Inácio Lula da Silva en las presidenciales de 2022 en Brasil.
En su declaración final, el Grupo de Puebla refiriere que para salir de la grave crisis económica y social derivada del neoliberalismo y agudizada por el Covid-19, es necesario el fortalecimiento y la reivindicación del papel del Estado, a fin de promover estímulos fiscales y monetarios que propicien la reconstrucción de la economía y la generación de empleos. Se pronuncia por la suspensión de las patentes farmacéuticas mientras dure la pandemia y actuar conforme a la idea de que las vacunas constituyen un bien público de la humanidad.
En el encuentro participaron alrededor de 150 líderes progresistas de la región, entre ellos los ex presidentes Dilma Rousseff y Luiz Inácio Lula da Silva, de Brasil; Rafael Correa, de Ecuador; José Luis Rodríguez Zapatero, de España; Ernesto Samper, de Colombia, y Fernando Lugo, de Paraguay, además de los presidentes de Argentina, Alberto Fernández, y de Bolivia, Luis Arce. Por México inauguró el foro el canciller Marcelo Ebrard.
Las conclusiones fueron dadas a conocer por Mercadante; la ministra de las Mujeres, Géneros y Diversidad del gobierno de Argentina, Elizabeth Gómez Alcorta; Carol Proner, del Consejo Latinoamericano de Justicia y Democracia; Marco Enríquez-Ominami, ex candidato presidencial de Chile, y Mario Delgado, dirigente nacional de Morena.
En el documento, el grupo se pronuncia por la no injerencia en Venezuela y Nicaragua, y la solución de conflictos a partir del diálogo; censura el bloqueo económico de Estados Unidos a Cuba y la “ultraderechización de la derecha” en Chile, apoya al gobierno de López Obrador y el proceso de paz en Colombia, denuncia los intentos de golpe contra los presidentes Pedro Castillo, de Perú, y Luis Arce, celebra el triunfo electoral de Xiomara Castro en Honduras, expresa su preocupación por las “guerras jurídico-mediáticas” contra la oposición en Ecuador y rechaza “los ataques sistemáticos” en El Salvador en contra del estado de derecho y la independencia de poderes.
En torno a la violencia y el tráfico de drogas, plantea aplicar enfoques que no se basen en salidas unilaterales, militaristas e impuestas extrarregionalmente, pues “han comprobado ser un fracaso rotundo”.