Washington. El presidente estadunidense, Joe Biden, afirmó ayer que “poner fin a la transmisión del VIH está al alcance de la mano” en Estados Unidos. “Podemos hacerlo”, expresó en un discurso en la Casa Blanca con motivo del Día Mundial del Sida, sobre un plan que pretende reducir las infecciones por VIH en Estados Unidos en 75 por ciento para 2025 y en 90 por ciento para 2030.
Se trata de poner en marcha un “enfoque más coordinado e integrado” que promueva la comunicación entre las diversas administraciones, explicó un funcionario de la Casa Blanca que pidió el anonimato.
El gobierno estadunidense quiere desarrollar programas de prevención y detección, al mismo tiempo que mejora el acceso al tratamiento.
Más allá de la vertiente médica, en Washington se proponen tomar en consideración los factores sociales, como las dificultades de acceso a la vivienda o la inseguridad alimentaria de los pacientes.
Biden afirmó que también hay que “acabar con el estigma” de las personas seropositivas. En Estados Unidos algunas leyes prevén sanciones por escupir, a pesar de que el VIH no se transmite a través de la saliva.
Otro de los objetivos es declarar el racismo como una “amenaza para la salud pública”, dado que la discriminación afecta al acceso a los cuidados médicos y al riesgo de contraer el VIH.
Esta estrategia está destinada a prevenir nuevas infecciones y mejorar la calidad de vida de los 1.2 millones de seropositivos en Estados Unidos, sobre todo los de más edad.
En 2019 hubo 34 mil 800 contagios por VIH en el país. Esta cifra cayó 8 por ciento entre 2015 y 2019, una “señal alentadora de progreso” pero sigue siendo “desigual”, según las poblaciones afectadas, advierte el gobierno estadunidense.
ONU-SIDA advirtió esta semana que la tasa de detección ha disminuido en todo el mundo debido a la pandemia de Covid-19