Madrid. Tropas de Uganda cruzaron ayer la frontera hacia la vecina República Democrática del Congo (RDC) para luchar contra las Fuerzas Democráticas Aliadas (ADF), un día después de que bombardearon la zona este del país luego de que el gobierno congoleño autorizó la intervención ugandesa para contener la escalada de violencia en las regiones de Ituri y Kivu Norte.
La oposición de Uganda rechazó el despliegue militar en RDC, ya que no fue aprobado por el Parlamento, mientras la opinión pública congoleña también criticó la presencia de tropas ugandesas, lo que, de inicio, negó el ejército.
El objetivo de la misión sería frenar a las ADF, que llevan años atacando a la población civil en una de las zonas más conflictivas de RDC. A las fuerzas democráticas se les atribuye un atentado perpetrado a mediados de mes en la capital, Kampala; además, el líder del grupo, Musa Baluku, reivindicó su pertenencia a la filial centroafricana de Estado Islámico, ISCA.
La presencia de Uganda en RDC es un tema delicado, en especial para los habitantes del este del país. Los múltiples conflictos de los últimos años han involucrado por lo regular a potencias vecinas y la violencia ha dejado su huella en la mente de la población.
El presidente ugandés, Yoweri Museveni, lleva años intentando obtener el visto bueno de su homólogo congoleño, Félix Tshise-kedi, para esta operación, porque también hay cuestiones económicas: en mayo pasado, un consorcio de Uganda se adjudicó la construcción de varias carreteras que conectan los dos países.
Las ADF son un grupo rebelde de origen ugandés que fue extendiendo sus operaciones a la RDC.
Creadas en 1995, la facción intensificó sus ataques a civiles a partir de 2014 y en 2017 juró lealtad al Estado Islámico (EI).
En abril de 2019, el EI se atribuyó una ofensiva contra una instalación militar en el noreste de la RDC, parte de lo que definió como su “provincia de África Central”.