Moscú. El titular del Kremlin, Vladimir Putin, pidió ayer iniciar negociaciones para obtener garantías vinculantes que pongan fin a la expansión de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) hacia el este, en concreto hasta la frontera con Rusia, cuando se afirma desde Bruselas, sede de la alianza noratlántica, que Moscú no tiene derecho a vetar el ingreso de Ucrania en el bloque militar capitaneado por Estados Unidos.
“Rusia no tiene ningún veto, nada tiene que decir ni tampoco tiene el derecho de controlar a sus vecinos. Ucrania será miembro, pero nos corresponde a nosotros, los 30 integrantes, decidir cuándo estará lista para ingresar después de cumplir los estándares de la OTAN”, señaló el secretario general de la alianza noratlántica, Jens Stoltenberg.
En tanto, el presidente ucranio, Volodimyr Zelensky, reiteró en Kiev que Rusia prepara una invasión en su territorio y propuso a Moscú comenzar “negociaciones directas” para resolver el problema del sureste de ese país eslavo.
Putin habló en Moscú durante la ceremonia de recepción de cartas credenciales de nuevos embajadores, y Zelensky lo hizo en Kiev, ante el Parlamento, pero ninguno pudo sustraerse del contexto de creciente tensión que marca la situación en la frontera de Rusia y Ucrania, agudizada desde que unos y otros llevan días de acusarse de estar preparándose para una guerra en toda regla –algo que en el fondo nadie quiere–, y de desmentirlo de inmediato.
Ante una veintena de jefes de misión de otros países, el líder ruso subrayó que es necesario comenzar “negociaciones sustanciales” para obtener “garantías vinculantes” de que la OTAN no va a continuar su ampliación hacia el este, toda vez que la alianza noratlántica “incumplió sus promesas verbales” e hizo “precisamente lo contrario”.
Según Putin, “las legítimas preocupaciones de Rusia en materia de seguridad se pasaron por alto (cuando Moscú aceptó desmantelar el bloque militar del Pacto de Varsovia después de la reunificación de Alemania) y ahora sucede lo mismo”.
Mientras el mandatario ruso denunció los riesgos que ve llegar desde Occidente, en Kiev, la concentración de tropas y armamento rusos en la frontera con Ucrania se vio como una señal de inminente invasión de su territorio. “Hay que ser sinceros: no podremos evitar una guerra si no iniciamos negociaciones directas con Rusia”, admitió Zelensky ante los legisladores ucranios.
Moscú niega de manera rotunda tener esa intención y alega que sus movimientos militares son sólo una medida preventiva, con el propósito de estar listos en caso de que se produzca en esa zona una crisis migratoria similar a la de la frontera de Bielorrusia con Polonia y, por extensión, con la OTAN.
Lukashenko, dispuesto a recibir armas nucleares
Y para echar más leña al fuego de la confrontación, el presidente de Bielorrusia, Aleksandr Lukashenko, en entrevista para la televisión pública rusa, reiteró ayer que si Polonia clausura la frontera con su país va a cerrar los suministros de gas natural a Europa, aunque ello suponga el incumplimiento de contratos de Rusia, y por si fuera poco, está dispuesto a pedir a Putin que instale armas nucleares en su territorio, incluso si tiene que renunciar al estatus de neutralidad de Bielorrusia y reconocer a Crimea como parte de Rusia (lo que no ha hecho hasta ahora).
Mientras, desde Riga, capital de Letonia, el secretario estadunidense de Estado, Antony Blinken, se atribuyó el derecho de hablar en nombre de la alianza noratlántica y amenazó con imponer a Rusia sanciones económicas –que, por el momento, dijo, se ha abstenido de aplicar– en caso de que lance un ataque militar contra Ucrania.
Advierte la alianza sobre “consecuencias políticas y económicas” si el Kremlin lanza un ataque a Kiev
Afp
Riga. Los países de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) advirtieron ayer a Rusia sobre un “alto precio” a pagar por una eventual invasión a Ucrania, al fin del primer día de una reunión en Letonia para discutir cómo responder a la elevada tensión en la frontera ruso-ucrania.
“Cualquier futura agresión tendría serias consecuencias políticas y económicas”, alertó el secretario general de la OTAN al término de la primera jornada de la reunión de los cancilleres de la alianza militar.
Jens Stoltenberg, secretario general de la OTAN, comentó que la alianza siempre debe “estar preparada para lo peor; necesitamos enviar a Rusia el mensaje de que no debe conducir una incursión militar a Ucrania”.
Stoltenberg evitó ofrecer detalles sobre cuáles serían las posibles respuestas de la OTAN.
El punto excluyente de la agenda de esta reunión de dos días es la enorme concentración militar rusa a lo largo de la frontera de ese país con Ucrania, situación que encendió las luces de alerta en toda la región.
Ucrania solicitó el lunes a sus aliados occidentales actuar con rapidez para disuadir a Rusia de una eventual invasión a su territorio, intención que el Kremlin niega por completo.
Esta reunión de cancilleres se produce en un momento volátil en el flanco este de la OTAN, ya que los aliados también se enfrentan a una crisis migratoria que, según afirman, es impulsada por Bielorrusia y respaldada por Rusia.
Funcionarios de la OTAN aclaran que Ucrania no está cubierta por el pacto de defensa colectiva. El país aspira a sumarse a la alianza.
Los temores en torno a Ucrania aumentan cuando tres miembros de la OTAN –Polonia, Lituania y Letonia– enfrentan una oleada migratoria que también ocupará parte de la agenda en la reunión.
Esos tres países acusan a otro aliado de Rusia, Bielorrusia, de enviar a miles de migrantes, principalmente de Oriente Medio, a sus fronteras en un “ataque híbrido”, en represalia por las sanciones de la UE contra el gobierno bielorruso.
El presidente bielorruso, Alexandr Lukashenko, ha rechazado tal acusación.
El presidente de Polonia, An-drzej Duda, planteó el aumento del número de fuerzas de la OTAN desplegadas en sus flancos orientales durante una reunión con Stoltenberg hace una semana.
Pero una medida para desencadenar consultas de emergencia en virtud del artículo 4 del tratado de fundación de la alianza militar parece haber quedado en suspenso.
En una gira conjunta por los países bálticos realizada el domingo pasado, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, se comprometieron a intensificar la cooperación contra tales desafíos.
Las tensiones fronterizas han disminuido levemente a medida que algunos migrantes han comenzado a regresar a sus países de origen, pero Polonia y Lituania insisten en que la crisis está lejos de terminar.