Ciudad de México. Mientras los Planes Nacionales de Inclusión y Educación Financiera se queden ‘en letra muerta’ y mientras las entidades financieras mantengan su “statu quo”, será muy difícil cambiar las conductas financieras de los mexicanos para que utilicen el sistema financiero para el beneficio de su bienestar, alertaron especialistas.
Durante la presentación del estudio: “El camino hacia la tranquilidad financiera. Oportunidades para la disrupción de las finanzas personales en México”, en la Bolsa Institucional de Valores (Biva), Bernardo González, presidente de la Asociación Mexicana de Administradoras de Fondos para el Retiro (Amafore), afirmó que de las últimas cosas que se hicieron en materia de inclusión financiera fue la Ley Fintech, con la idea de tener más proveedores y más competencia para incluir más personas al sistema financiero mexicano.
“Hay Planes Nacionales de Inclusión y Educación Financiera, pero se están quedando en letra muerta porque no hay una verdadera coordinación dentro de todas las prioridades que tiene el gobierno. El sistema financiero, aunque no lo crean, no es la prioridad más grande. Del lado del sector privado, las entidades financieras siguen registrando utilidades, y difícilmente buscarán diversificar sus ingresos y bajar a otros niveles de la población que no les genera rentabilidad, por lo que se rehúsan de salir de su zona de confort, de ahí que los avances son muy lentos”, destacó el expresidente de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV).
Al presentar el estudio, que se realizó entre el CIDE y Treo, Ana Laura Martínez, coordinadora de la Unidad de Innovación, Comportamiento y Experimentación del Laboratorio Nacional de Políticas Públicas del CIDE, sostuvo que se debe erradicar el “statu quo” de los proveedores de servicios financieros; esa visión de túnel que se tiene de mantener un 40 por ciento del mercado y no ir más allá y que desde el gobierno no se tomen los estudios realizados para apuntalar la inclusión financiera.
“Es importante que se cambien las conductas financieras de los mexicanos y que utilicen los productos financieros para el beneficio de su bienestar”, aseveró Martínez.
Bernardo González, por su parte, reconoció que se invierte mucho en estudios, el último que le tocó cuando estaba al frente de la CNBV, fue por un monto de 20 millones de pesos, lo cual no es menor, por lo que “hay que explotar esas bases de conocimiento para formular políticas públicas”.
La especialista del CIDE aseveró que es apremiante entender qué necesidades financieras hay en México; que quieren saber en la materia los mexicanos; segmentar para aprender qué le sirve a la gente y que no; así como es relevante que se tenga la información a la hora de tomar decisiones financieras.
Para María Ariza, directora general de Biva, el lenguaje más sencillo en las finanzas hará la diferencia, ya que el lenguaje elevado en la industria inhibe mucho a los mexicanos.