La tortura y los malos tratos “inhumanos y degradantes” no son casos aislado sino “síntomas de un problema sistémico en las instituciones de seguridad y de justicia” en el país, sostuvo el representante en México de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Guillermo Fernández-Maldonado.
En un taller virtual sobre la aplicación del Protocolo de Estambul y de los Principios Méndez, organizado por la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, aseguró que la amplitud y la normalización de estas prácticas que atentan contra la integridad personal responde a múltiples causas, entre ellas, la corrupción, la discriminación hacia determinados grupos en situación de vulnerabilidad e incluso la presión política para una resolución rápida de casos que son de especial relevancia o impacto social.
Destacó que según estudios el arraigo de la tortura y los malos tratos obedece también a la falta de capacidad de las autoridades para realizar una investigación efectiva, “incluso de tener una interacción con personas que son entrevistadas” en el contexto de una indagatoria.
Fernández-Maldonado reiteró la necesidad de reivindicar la coherencia del protocolo de Estambul en México, “concibiéndolo como un manual para la investigación de la tortura y no sólo como una guía para exámenes médicos y sicológicos. Se debe reconocer como una herramienta de defensa de la persona sobreviviente del flagelo”.
Señaló que una actualización de dicho protocolo será publicada muy pronto, lo que será “una gran oportunidad para emprender un proceso de fortalecimiento de la capacidad del Estado para aplicar este instrumento internacional que lleve también a reivindicar su sentido entre las personas operadoras del sistema de justicia”.
Al respecto, Juan Méndez, miembro de la junta directiva de la organización internacional Asociación para la Prevención de la Tortura y ex relator especial de la ONU sobre la tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes, subrayó que la actualización de dicho protocolo no tiene el propósito de sustituirlo o derogarlo, sino aprovechar la experiencia de 20 años en su uso y también los progresos de la ciencia para ampliar y mejorar su impacto y aplicación.