Reconocida por sus aportaciones teóricas a los estudios de género y considerada una de las intelectuales feministas más importantes en América Latina, Rita Segato fue galardonada ayer con el premio Daniel Cosío Villegas en Ciencias Sociales 2020, que otorga El Colegio de México (Colmex) a quienes han hecho importantes aportaciones al pensamiento y las ciencias sociales.
En un acto transmitido por redes sociales desde la sede de esa casa de estudios, Segato reconoció el papel de México en su obra, pues el análisis de lo que ocurría en Ciudad Juárez, Chihuahua, y los asesinatos de mujeres “me llevaron a crear categorías (teóricas) que después han hecho su camino”, como el de la pedagogía de la crueldad.
La escritora, antropóloga y activista feminista, quien entre sus temas de investigación ha abordado la violencia de género y la relación entre género, racismo y colonialidad, destacó que frente a las imposiciones teóricas de otras regiones del mundo, en América Latina “tenemos que producir una academia autorizada, que cree autores y no gente que sepa citar bien”.
Al dictar la conferencia magistral Educación, investigación, autoría e influencia desde una politicidad femenina, Segato destacó que su paso por Ciudad Juárez le permitió profundizar en el desarrollo de nuevos conocimientos sobre la violencia, por lo que advirtió que “hay una juarización de México”.
Destacó que la masculinización “es una estructura corporativa que se repite en la mafia, la policía, las fuerzas armadas e incluso, a veces, en las universidades. Esa estructura corporativa es el cáncer de nuestras naciones”, y si logramos su transformación, afirmó, sería una nueva era.
El primer valor de dicha corporación, expuso, no es la preservación de la vida, sino la lealtad, “eso lleva a jóvenes sicarios o a personas inscritas en altos niveles del crimen organizado a hacer lo que no está en su deseo hacer, pero por lealtad corporativa lo hacen”.
La segunda característica, dijo, es que se trata de una corporación jerárquica, donde “siempre hay un macho supremo que debe ser obedecido. La masculinidad es obediente, las mujeres no. La máxima obediencia es la del mundo masculino”.