La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) redujo las expectativas de crecimiento para México, tanto de este año como el siguiente, pese a observar una mayor recuperación en el mercado laboral, el consumo y las exportaciones.
Para 2021 calcula una expansión de 5.9 por ciento, por debajo del 6.3 por ciento estimado apenas hace dos meses, y para 2022 el nuevo pronóstico es de 3.3 por ciento, también por debajo del 3.4 por ciento publicado en septiembre.
“Con una proporción cada vez mayor de la población vacunada y la mejora en el mercado laboral, el consumo será un motor de crecimiento clave. Las exportaciones seguirán ayudándose de una profunda integración en las cadenas de valor” y la “inversión se beneficiará de los proyectos de infraestructura planificados” , detalló la OCDE.
No obstante, “si las infecciones (de Covid) aumentan significativamente, será necesario restablecer las medidas de contención, lo que obstaculizará la actividad económica”. Además, los episodios de volatilidad en otras economías emergentes y una tendencia de aversión al riesgo pueden reducir las entradas de capital y aumentar los costos de financiamiento para México, consideró.
En la Perspectivas económicas publicadas esta madrugada, la OCDE refirió que la agricultura, la industria y los servicios en México muestran una tendencia al alza; pero dentro de estos últimos, el ocio y la hostelería se han mantenido rezagados. Incluso el turismo está 27 por ciento por debajo de los niveles prepandémicos.
A su vez, el consumo se encuentra 3 por ciento por debajo de su nivel previo a la pandemia y la inversión lleva un mayor rezago, de 7 por ciento. Sin embargo, en este contexto, la inflación se perfila como el mayor riesgo para una economía que busca salir de la crisis del coronavirus, pues “ha aumentado significativamente”.
Inflación en 5.6%
“Una alta integración en las cadenas de valor globales ha trasladado el efecto de los cuellos de botella de la cadena de suministro a los precios internos en México”, a lo que se suman la recuperación de la demanda de algunos servicios en el mercado local y presiones adicionales al alza sobre algunos precios de los alimentos y la energía.
El organismo prevé que la inflación cierre 2021 en 5.6 por ciento y que para el próximo año desacelere a 4.4 por ciento. No obstante, “puede ser más alta durante más tiempo de lo anticipado, erosionando el poder adquisitivo, particularmente de los hogares vulnerables, y requiriendo un endurecimiento de la política monetaria mayor que el proyectado, lo que debilitaría la recuperación”, acotó.
Hasta el momento, se estima que la tasa de referencia del Banco de México cerrará 2021 en 5.25 por ciento, pero “si continúan las presiones sobre los precios y la inflación no converge gradualmente hacia la meta del 3 por ciento (que es objetivo del Banco de México), se justificarían aumentos adicionales”, recomendó la OCDE.
Impuestos a la propiedad
Mientras se observa esta restricción en la política monetaria con el alza de tasas, la política fiscal se ha vuelto “más solidaria”, consideró la organización. Se espera que el déficit presupuestario aumente a 3.4 por ciento del PIB en 2021, respecto al 2.9 por ciento del año pasado, lo cual implica que el gobierno está gastando más respecto de lo recaudado.
La OCDE recordó que la relación impuestos/PIB de México es la más baja entre economías similares y, ante las mayores necesidades de gasto en educación, salud o protección social, se requieren mayores ingresos. “Esto podría lograrse ampliando las bases impositivas, eliminando gradualmente las exenciones ineficientes y regresivas, y fortaleciendo el impuesto a la propiedad, una vez que la recuperación esté bien establecida”, acotó.
Para la economía mundial, la OCDE prevé que después de un repunte del 5.6 por ciento en 2021, el crecimiento será de 4.5 por ciento el próximo año y 3.2 por ciento en 2023.