En el clásico de una buena y otra mala, el primer semestre del año reporta resultados alentadores para América Latina en la generación de empleo y ocupación laboral (uno de los más golpeados por la pandemia), aunque la crisis desatada por el Covid-19 provoca que la recuperación del mercado laboral sea más lenta si se le compara con la reactivación económica en su conjunto.
De acuerdo con la Cepal y la Organización Internacional del Trabajo en el periodo de referencia se observó una variación positiva del producto interno bruto regional, pero en los mercados laborales de la región ello se tradujo en una recuperación parcial de los principales indicadores con respecto a los registrados previo a la pandemia.
En un análisis conjunto ( Coyuntura laboral en América Latina y el Caribe) los organismos advierten que “en estos meses las brechas de inserción laboral entre hombres y mujeres se profundizaron y éstas se vieron más afectadas debido al retorno parcial sólo de las actividades escolares y a la lenta recuperación de labores en sectores como el comercio y los servicios. Además, categorías feminizadas como el trabajo doméstico remunerado, donde también existe una alta incidencia de la informalidad”.
La recuperación del empleo, señalan, se ha evidenciado principalmente entre los trabajadores por cuenta propia –categoría que al comienzo de la crisis acusó un impacto fuerte en extremo–, mientras el empleo asalariado aún está rezagado, lo que sugiere que las mejoras laborales están asociadas a una menor calidad del empleo. Se prevé que 2021 cierre con un crecimiento económico de 5.9 por ciento para la región, lo que no será suficiente para recuperar el nivel del PIB ni el del empleo registrados en 2019. Los mercados laborales habrán enfrentado el segundo año de una crisis sin precedente.
Si bien en el primer semestre de 2021 aumentó la tasa de participación laboral y una recuperación del empleo, los niveles previos a la pandemia no se han alcanzado. “Las brechas de inserción laboral entre hombres y mujeres se han profundizado, y hay una reinserción más lenta de mujeres y enfrentan más dificultades para encontrar trabajo. La recuperación del empleo se ha constatado principalmente entre los trabajadores por cuenta propia, mientras el empleo asalariado aún se encuentra rezagado, lo que sugiere que el aumento de la tasa de ocupación está asociado a una menor calidad del empleo. A su vez, la dinámica inflacionaria observada en los primeros seis meses del año podría tener un impacto negativo en la remuneración real de los trabajadores y, por lo tanto, en el consumo de los hogares”.
La Cepal y la OIT detallan que “es de esperar que, ante la necesidad de generar ingresos, la mayoría de los trabajadores informales regresen al mercado laboral, posiblemente bajo las mismas condiciones de informalidad que tenían antes de la pandemia. Cabe prever que las tasas de informalidad vuelvan a aumentar en 2021. En comparación con el segundo trimestre de 2019, la reducción de la tasa de informalidad que se produjo en Argentina, Chile y Costa Rica durante el segundo trimestre de 2021 fue menor que la observada en el segundo trimestre de 2020. Por su parte, Brasil, Colombia, México y el Paraguay se encontraban en niveles similares a los registrados antes de la pandemia, y la tasa de informalidad del Ecuador, el Perú y la República Dominicana ya mostraba un incremento”.
Tanto durante el año de pandemia como en el primer semestre de 2021, la evolución de los salarios medios del empleo formal muestra comportamientos diferenciados por país. Los salarios reales cayeron en Argentina y se redujeron en menor medida en Brasil, Perú y Uruguay. Sin embargo, algunos países con información disponible, como Bolivia, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador y México muestran incrementos en el salario medio. Sin embargo, en el contexto de la pandemia, en la que muchos trabajadores de menor nivel educativo y, en general, de menores salarios perdieron su empleo, este indicador debe tomarse con cautela.
Las rebanadas del pastel
La Secretaría de Hacienda informa que al cierre de octubre pasado “las finanzas públicas continúan sólidas” y el gasto en desarrollo económico se incrementó 22.5 por ciento respecto a lo observado en 2020 y el destinado a desarrollo social 2.1 por ciento. Los ingresos petroleros del sector público registraron un crecimiento real anual de 64.3 por ciento.