“Para pequeñas criaturas como nosotros la inmensidad del universo es soportable sólo a través del amor”, escribió el astrónomo Carl Sagan (1934-1996), en la novela Contacto, frase que retoma la escritora Alexandra (Sasha) Sagan, hija del reconocido investigador, para escribir un libro en el que reflexiona sobre cómo la mayoría de nuestras celebraciones, conmemoraciones o rituales laicos y seculares se basan en las maravillas de la naturaleza y la astronomía, y en la humanidad biológica que tenemos en común.
Con el título Para pequeñas criaturas como nosotros: rituales para encontrarle sentido a nuestro mundo tan improbable (2019), el libro y las ideas que contiene fueron comentadas durante la entrevista que el periodista José Gordon le realizó a Sasha Sagan en el marco de la 35 edición de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL-Ciencia).
Sasha comentó que esas líneas que aparecen en la novela son autoría de su madre Ann Druyan, también escritora y coautora del relato, “las cuales encapsulan una idea muy profunda sobre nuestra pequeñez y la inmensidad del universo”.
Es una idea, explicó, que permite reflexionar que estamos aquí por un cortísimo tiempo, respecto de la inmensidad del universo y que no sabemos qué pasa luego, al morir. “Y cuando nos adentramos en esa reflexión y nos preguntamos qué es lo que tenemos, la respuesta es: los unos a los otros”.
Gordon hizo referencia a distintos autores y pensadores, como Pascal, Einstein, Humberto Eco, Isacc Bashevis Singer y Gabriel García Márquez, cuyas reflexiones científicas y creativas nos permiten entender los mitos, los rituales, el sentido de la vida y la memoria. Con base en ello, preguntó: ¿cómo armonizar la ciencia con la espiritualidad del ser humano?, y ¿en qué creen los que no creen?
Sasha Sagan explicó que en su libro intenta “recuperar esa conexión entre la ciencia, las maravillas de la naturaleza y nuestro lugar en el universo, desde una perspectiva que nos permita apreciar la belleza, majestuosidad y complejidad de todo ello”. La idea, puntualizó, “es revalorar la importancia de las celebraciones, festividades o rituales laicos cotidianos para hacer comunidad, sin la infraestructura de la religión”.
Sasha Sagan y José Gordon reflexionaron también sobre la vida extraterrestre, el misterio más allá de la muerte, “los granos de verdad” que hay en los mitos, la fe, la memoria y el diálogo entre la ciencia y la religión.
Ambos recordaron y concluyeron lo dicho por el mismo Carl Sagan respecto de las creencias religiosas: “La inexistencia de evidencia no es evidencia de inexistencia”, es decir, “el hecho de que uno no crea en algo no significa o se pueda asegurar que no existe”.
Al charlar sobre cómo recuperar lo valioso de los ritos antiguos, siendo fieles a la forma moderna de entender el mundo, la autora consideró: “se piensa que, con los años, los antiguos ritos son o parecen diferentes, sin embargo, si profundizamos un poco, nos damos cuenta que celebramos o conmemoramos las mismas cosas en el mundo, el solsticio, el equinoccio, el cambio de las estaciones, el nacimiento, los cumpleaños, la llegada a la edad adulta y, finalmente, la muerte”.
Muchos de nuestros rituales, con-cluyó Sasha Sagan, se relacionan con los cambios biológicos en el ser humano y la astronomía, se basan en las maravillas de la naturaleza y la humanidad que tenemos en común.