Ciudad de México. Aunque la mayoría de las personas que ocupan la vía pública para trabajar fue capaz de seguir laborando, hubo varios factores que obstaculizaron sus labores o su capacidad de ganar ingresos como lo hacían antes de la pandemia, según, el estudio: La Crisis Covid-19 y la economía informal en la Ciudad de México: Impactos persistentes y una agenda para la recuperación, realizado este año por la organización Mujeres en empleo informal; Globalizado y Organizado, (Wiego por sus siglas en ingles).
De acuerdo con el estudio presentado este miércoles, los principales obstáculos para la economía informal fueron “los choques a la cadena de mercado y suministro (69 por ciento), las restricciones gubernamentales (29 por ciento) y la salud (19 por ciento). Los primeros engloban despidos o descansos involuntarios, falta de clientes, menores contrataciones, aumentos en los precios de las materias primas, o bajas en los precios de venta”.
Las restricciones se refieren a las medidas gubernamentales para limitar la movilidad y aglomeraciones, o al cierre de lugares de trabajo. Las preocupaciones de salud hacen referencia a enfermedades o lesiones pero también a la inquietud de contagiarse, agrega la red Wiego México que tiene entre sus principales financiadores, las fundaciones Bill y Melinda Gates, Ford y Hewlett, el Departamento Desarrollo Internacional, Gobierno de los países bajos (Fondo ODM3), Centro Internacional de Investigaciones para el Desarrollo y la Agencia Sueca de Cooperación para el Desarrollo Internacional.
De manera más específica, casi la mitad de las personas trabajadoras en empleo informal (47 por ciento) mencionó la falta de clientes como el principal obstáculo para trabajar y ganar un ingreso, aunque hay distintas dinámicas entre los sectores.
Entre las trabajadoras del hogar, por ejemplo, la mitad (49 por ciento) reportó que las personas no estaban contratando o habían reducido los días de trabajo y un tercio (31 por ciento) mencionó que las habían despedido o ‘descansado’.
Esta situación afectó de manera particular a las trabajadoras de mayor edad. “Por mi edad ha sido difícil encontrar trabajo. Pasados los 45 años ya nadie [me] acepta”, explicó una trabajadora del hogar de 59 años”.
Además, un cuarto de las trabajadoras (24 por ciento) mencionó problemas de transporte, pues muchas de las personas empleadoras consideraban que el uso de transporte público suponía un riesgo.