Ciudad de México. Líderes progresistas de Iberoamérica advirtieron sobre el reagrupamiento de la extrema derecha en la región, lo que ha puesto en riesgo las democracias y el interés de los sectores más vulnerables.
Enfatizaron que sólo con la unificación de América Latina se podrá combatir los embates de esos sectores ultra conservadores, resolver el histórico problema de la desigualdad y responder al fracaso del modelo neoliberal, por lo que llamaron a impulsar “un nuevo modelo de desarrollo solidario”.
Este martes, durante la inauguración del Séptimo Encuentro del Grupo Puebla –que agrupa a muchas de las personalidades más emblemáticas de izquierda de la región— el ex presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, señaló que las naciones latinoamericanas “no pueden seguir siendo el patio trasero de nadie en el siglo XXI, ni renunciar a su soberanía”.
En un video enviado para las actividades del encuentro –que inició se realiza en la Ciudad de México y concluirá este miércoles—, el ex mandatario brasileño (2003-2010) llamó a la unidad de los países latinoamericanos a porque sólo así “podremos construir nuevos acuerdos políticos, económicos y culturales”.
Dijo que se debe aprender del ejemplo de Europa. “Cuando aquel continente entró en guerra ¿cuánta gente murió, cuánta se odio? Y de repente aquellos países se juntan un construyen la Unión Europea, crean un Banco Central, una moneda única y tratan de construir un modelo de armonía entre pueblos Estados, naciones.
“Necesitamos reconstruir nuestra unidad en América Latina y el Caribe, porque los países individualmente tienen pocas chances de lograr una negociación con las grandes potencias, pero juntos podemos negociar en pie de igualdad con China, podemos tener más fuerzas en negociaciones con Estados Unidos y podemos lograr acuerdos más favorables con la Unión Europea”.
El encuentro del Grupo Puebla, dijo, ocurre en un momento de inquietud global debido a la crisis sanitaria por el Covid-19. Y en algunas naciones se debate cuál será el futuro de la humanidad pospandemia y se habla de una nueva normalidad, mientras que en otras “la nueva normalidad es luchar por la supervivencia otra vez”.
En nuestra región, apuntó el ex mandatario brasileño, gran parte de la población “ya no tiene esperanza, y muchos de ellos ya ni siquiera buscan empleo; otra parte mira hacia las fronteras de los países que están en mejor situación económica y trata a lo largo de días, semanas, meses o años, cruzar esas fronteras”.
Llamó a los asistentes al encuentro trabajar para la construcción de una nueva gobernanza mundial “que tenga la autoridad moral para resolver determinados conflictos, que tenga el coraje para evitar guerras, que piense en la construcción de un mundo más justo, más humano, en acabar con el hambre. El mundo produce más alimentos que la (cifra) de personas con hambre. Entonces ¿por qué hay 800 millones de habitantes que pasan hambre? No es por falta de comida, es porque falta plata para comprar y porque falta justicia en este mundo para que los pobres tengan el derecho de comer”.
Lula expuso que si todo el dinero que se gastó en “las guerras inútiles” de años recientes o en los rescates financieros se hubiera invertido en el desarrollo de la agricultura, la industria y el comercio de los países más pobres, otra sería la realidad. Y subrayó que es justo en estas naciones, donde hoy se expresa la migración en miles de personas hacia países ricos.
También vía remota, el presidente de Argentina, Alberto Fernández, consideró que las naciones de la región deben trabajar de manera conjunta para recuperar la lógica de desarrollo para todo el continente.
“Son tiempos muy difíciles, recién estamos empezando a superar algo trágico, la pandemia, una tragedia que la humanidad soporta una vez por siglo, que trajo enfermedad y muertes en muchas de nuestras naciones y sociedades. Somos sobrevivientes y como tales tenemos el deber ético de aprender de tanto dolor y asumir las carencias del mundo y ver de qué manera ponemos en marcha un mundo diferente. Pero nadie se salva solo, hace falta el conjunto, la unidad para hacer una sociedad más igualitaria. Si hay algo que evidenció la pandemia es la desigualdad que el sistema económico ha generado en América y es un imperativo ético modificarla”.
El mandatario argentino expuso la “gran injusticia” que ha representado la distribución de las vacunas contra el Covid-19, pues 90 por ciento de ellas se dirigieron a los diez países más poderosos del mundo. África fue abandonada a su suerte sin vacunas y ahora enfrenta una nueva variante que p one en jaque a todo el sistema internacional”.
En América Latina, dijo, el cáncer más lacerante es la desigualdad, pues es la región donde mayor distancia hay entre ricos y pobres. “Si no tomamos al toro por las astas, nos encontraremos con esa realidad espantosa, en la que pocos disfrutan y millones y millones sufren”.
Presente en el salón donde se realizó el encuentro, del que fue anfitrión Morena, el canciller mexicano Marcelo Ebrard Casaubón dijo que el foro representa “un laboratorio de esperanza” porque surgirán iniciativas de carácter social que pueden ser implementadas por los gobiernos progresistas de la región como políticas y decisiones de Estado.
“Son propuestas para el futuro de América Latina y el Caribe, pero también para otras regiones del mundo. Y es una vocación de que la voz de América Latina y e Caribe se escuche en todo el mundo”.
Al Grupo Puebla lo une y motiva, dijo, la esperanza en la construcción de sociedades libres, justas, igualitarias. “Jamás nos resignemos a la desigualdad. Estamos comprometidos para dar una respuesta al agotamiento y al gran fracaso estruendoso del neoliberalismo en nuestro continente y en todo el mundo, pero también para señalar lo que hoy nos preocupa y lo que lastima a nuestros pueblos”.
Recordó la propuesta hecha el pasado 9 de noviembre por el presidente Andrés Manuel López Obrador ante el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas para lanzar un plan global de fraternidad y bienestar, donde las naciones y los capitales más ricos del mundo destinen recursos para erredicar la pobreza.
“Lo acaba de decir (el presidente) en el Consejo de Seguridad, y yo sé que quienes estamos aquí, así pensamos, con diferentes tipos de propuestas. Jamás nos hemos resignado al cinismo, el cinismo siempre ha sido conservador”, aseveró Ebrard Casaubón.
Un asunto más que une a las naciones de América Latina y el Caribe, planteó, es la lucha contra la corrupción, a la cual definió como “privilegio” y como un flagelo que atenta contra los valores que los gobiernos progresistas defienden: la igualdad y la dignidad humana.
El ex presidente del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, indicó que muchos sectores afirman que “el problema de América Latina es el comunismo, y no es así, su verdadero problema es la desigualdad, la pobreza y la falta de respuesta institucional de tantas décadas a la corrupción”.
Una Latinoamérica unida, aseveró, es la clave para afrontar el roto de los desafíos que expone hoy el momento histórico pospandemia, “donde las desigualdades se han incrementado; con la derechización de la derecha que vemos desde hace dos décadas, pero en especial en los últimos cinco años, que está en en límite de dudar de la legitimidad de los gobiernos que no son de su color político y de provocar en la región algunas situaciones de extraordinaria tensión”.
La única respuesta ante esos desafíos son procesos electorales democráticos que deben unir a los grupos sociales progresistas de la región en una plataforma de defensa de la democracia, la autonomía y de mayor independencia.
Mostró su confianza en el triunfo de Lula da Silva en las elecciones presidenciales de Brasil del próximo año con lo que de la mano con el gobierno en México de López Obrador “va a cambiar el continente y el orden internacional. Ojalá se consume una alianza estrecha entre México y Brasil con dos presidentes progresistas en un momento tan decisivo históricamente y aporte a un proceso de integración latinoamericana y de cambio en el orden internacional”.
En el acto también participaron el presidente de Bolivia, Luis Arce; los expresidentes de Brasil, Dilma Rousseff; de Paraguay, Fernando Lugo; de Colombia, Ernesto Samper, y de Ecuador, Rafael Correa; la directora ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, Alicia Bárcena, entre otros.