Las próximas generaciones vivirán en la realidad virtual. El avance de la tecnología permite que lo increíble se convierta en realidad. Octavio Paz señaló hace más de medio siglo: “La imaginación descubre las relaciones ocultas entre las cosas” y cualquier cosa que soñemos estará disponible a través de un universo paralelo.
Esta realidad virtual ya existe en la aplicación Second Life y se desarrollará ampliamente con una inversión multimillonaria por medio de Meta, la controladora de Facebook, bajo la imaginación y dirección de Mark Zuckerberg. Como la mayor parte de los avances tecnológicos, lo primero que hay que hacer es imaginarlos. A veces pasan siglos o milenios antes de que se vuelvan realidad.
En plena Edad Media, Dante Alighieri en La Divina Comedia imaginó la realidad virtual. Cuando visita el purgatorio lo rodean más de 100 mil almas que descienden de una barca a la playa, pero cuando una de ellas se acerca para abrazarlo, Dante no puede rodearla con sus brazos porque es una simple sombra. Eso es el concepto de metaverso, una imagen intangible en la que las personas pueden interactuar, aún sin estar presentes físicamente.
En la década de los 90 del siglo XX, Neal Stephenson en su novela Snow Crash desarrolló el concepto de metaverso, en el que se vive a través de un avatar o una imagen. Esta noción se generalizó y ahora la usa Zuckerberg en su nueva generación de redes sociales.
Tanto Meta como otras empresas comienzan a crear en Internet ciudades, habitaciones, espacios, cosas y personas virtuales con las que uno puede conversar, aprender, jugar, apostar, hacer nuevos amigos, construir edificios o desarrollar cualquier actividad humana en un mundo paralelo. La única limitante es la imaginación de cada participante.
Con las nuevas aplicaciones las personas ocuparán un espacio virtual tridimensional en cualquier lugar del mundo, en cualquier época o en cualquier realidad inventada y podrán convivir con el resto de participantes como si realmente estuvieran a unos centímetros de distancia. La única limitante será la misma que soñó Dante cuando trató de estrechar un alma en el purgatorio, no se podrán tocar porque simplemente son sombras.
Pero la revolución tecnológica no tiene límites y en pocos años las sombras se convertirán en entes físicos que se podrá abrazar.