La eventual presencia en México de la nueva variante (ómicron) del SARS-CoV-2 desató la histeria en el de por sí “nervioso” mundillo financiero mexicano –al igual que en los de otras partes del planeta– y los inversionistas en la Bolsa autóctona de Valores (minoría dentro de la minoría que todo lo acapara) a punto estuvieron de cortarse las venas, porque el viernes pasado el principal indicador en esa especie de mercado de La Merced, pero fifí, registró una baja de 2.24 por ciento en comparación con el cierre del jueves inmediato anterior.
“Todo se desplomó”, gritaron a coro los inversionistas, en un ambiente de desesperación, porque sus ganancias –que no son pocas– se les iban de las manos. Cierto es que ese viernes se redujo el índice de precios y cotizaciones de la Bolsa Mexicana de Valores (BMV), pero es tal su ambición que “olvidaron” mencionar que a lo largo del año sus utilidades acumuladas se han incrementado 12.31 por ciento. Entonces, el índice sí bajó, pero no para cortarse las venas.
De hecho, el informe sobre ese histérico viernes revela que en la escalera de “pérdidas” en 10 mercados bursátiles en el mundo, el de México ocupó el escalón número siete en lo que se refiere a la caída del principal indicador. Las mayores “mermas” –si así se les puede denominar– se concentraron en las bolsas de Argentina (-6-22 por ciento), Alemania (-5.59), Francia (-5.24), España (-4) y Japón (-3.34). Después están las de Inglaterra (-2.49), la mexicana (-2.24), Estados Unidos (-1.97) y Brasil (-0.78). Sólo la de China registró un alza marginal (0.10).
Sin embargo, en el balance del año la Bolsa Mexicana de Valores acumula una ganancia de 12.31 por ciento, ligeramente por debajo de la estadunidense (14.03). En el caso de la alemana la utilidad es de 11.21 por ciento y en la argentina de 56.89 por ciento. De hecho, de los diez mercados considerados sólo el brasileño reporta cifras negativas (14.11 por ciento) en lo que va de 2021.
Cuando en octubre de 1987 (y tras un ataque especulativo de proporciones atómicas) reventó el mercado mexicano de valores y entre las patas se llevó a más de 350 mil pequeños y medianos inversionistas (desde luego, quienes lo controlaban se quedaron con todo), el entonces inquilino de Los Pinos, Miguel de la Madrid, decretó “el fin de la novela rosa” de la BMV y a los desplumados calificó de “ambiciosos” y “bisoños”. No obstante las abundantes pruebas de fraude en esta operación bursátil, el gobierno de la “renovación moral” protegió a los delincuentes de cuello blanco. Eso dijo el esposo de Paloma, La Beata, pero la novela rosa no sólo se mantuvo sino que creció como la espuma, aunque sus integrantes fueron más selectivos.
Sin embargo, algo falla: ese viernes que los histéricos inversionistas en bolsa califican de “fatídico” no todos perdieron (el de mayor “minusvalía” fue Grupo Financiero Banorte, con un descenso de 6.53 por ciento). Por ejemplo, entre los ganadores sobresalieron 10 consorcios con ganancias que fluctuaron entre 2.12 y 7.84 por ciento (en un solo día), y entre ellas aparece (¡sorpresa!) Kimberly Clark, del mafiosi Claudio X. González Laporte.
Pero también se fueron sobre la divisa nacional. El Centro de Estudios de las Finanzas Públicas (CEFP) de la Cámara de Diputados lo resume así: del 19 al 26 de noviembre de 2021, la moneda mexicana registró una depreciación semanal de 4.75 por ciento, la mayor desde septiembre de 2020, lo que representó un incremento de 99 centavos en el tipo de cambio FIX, al pasar de 20.8283 a 21.8185 pesos por dólar, acumulando así tres semanas consecutivas de pérdidas.
Al 26 de noviembre, detalla el CEFP, el peso acumuló una depreciación de 6.28 por ciento respecto al tipo de cambio del cierre de octubre, así como, una depreciación de 9.59 por ciento en comparación con el de fin de 2020. Por otra parte, en lo que va de 2021, la paridad cambiaria registró un valor medio de 20.2093 por billete verde, nivel inferior al promedio alcanzado en 2020 (21.4976). El comportamiento semanal de la divisa local estuvo relacionado con el fortalecimiento del dólar, las presiones inflacionarias a nivel mundo y la aparición de una nueva variante de Covid-19 en Sudáfrica, lo que ha elevado la “incertidumbre” y la “aversión al riesgo” en los mercados financieros internacionales.
Las rebanadas del pastel
Ni aguantan nada los histéricos de los mercados financieros; los mexicanos acumulan décadas de pérdidas y ni así dejan de dar la batalla.