La escritora Margo Glantz sostuvo que la novela Aura (1962), de Carlos Fuentes, es cada vez más vigente, ya que plantea cómo se desdibuja la línea entre masculino y femenino.
La reconocida crítica recibió la Medalla Carlos Fuentes y abrió este domingo el Salón Literario de la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara.
Glantz sostuvo que en la actualidad “la diferenciación de los sexos tradicionales ha dejado de ser importante y hay una infinidad de posibilidades de designarlos. Ya no sólo hay hombre y mujer, sino no binarios, transexuales, homosexuales, bisexuales..., según las personas decidan manejarlas”.
Ante la periodista Silvia Lemus, compañera de Carlos Fuentes, la también ensayista y académica dijo que es un gran honor recibir esa presea con el nombre del narrador. Enseguida leyó un texto en su honor, en el cual exploró con profundidad la presencia de las figuras de brujas y vampiros en Aura.
Glantz refirió que la narración está inspirada en la figura de la emperatriz Carlota. “Esa mujer doble, a la vez niña y vieja se le aparece a Fuentes en su lugar habitual, el sepulcro acojinado (…) Esa mujer acostada, ya envejecida, ya delirante, ya muerta en apariencia sugiere la reiterada imagen del vampiro.
“La Aura de Carlos Fuentes retoma ese mito de las dos mujeres que se sobreponen a la vida y a la muerte a través de una trinidad sacrílega ejercida entre el hombre/padre/amante, y la madre/vieja/doncella.”
Mencionó que “brujas y vampiros son representaciones de un viejo mito. Su paso por formas distintas del mismo sentido explican la pervivencia del mito y la necesidad obsesiva que persigue a los que lo cultivan y le dan forma”.
Margo Glantz examinó estás figuras a la luz de Carl Jung, Henry James, Edgar Allan Poe y Jules Michelet con una disertación poética y erótica.
Revela que el personaje “Felipe hace el amor con Aura, quien, como las brujas de Michelet, se le ofrece como un altar abierto con el que se realiza la doble cópula: la de los cuerpos y el pacto con el diablo. Ese pacto se nutre como en el de los vampiros, de la sangre”.
Felipe “aprende en su propia carne la trinidad: Aura, Consuelo y Felipe, trinidad sacra y sacrílega. Guía infinita del laberinto que confunde a la madre con el vampiro y a la amada con la vieja, llevando los cuernos del toro pecaminoso, la imagen transmutada de hombre y animal, de hombre y mujer, del andrógino, pues en hada y bruja conviven también el diablo y el vampiro”.
En conversación con la escritora y editora Gabriela Jáuregui, Glantz afirmó: “La fragmentación con la que empecé escribiendo y por la que no me publicaban las editoriales acabó siendo lo más importante, y se convirtió en la pulverización.
“Estoy entera todavía, pero pronto me voy a pulverizar. Al final sólo tengo casi 92 años. Aquí me ven muy elegante, porque me vestí como para primera comunión. Muchas gracias”, concluyó mientras reía y recibía sentidos aplausos. “¡Te amamos, Margo!”, le gritaron desde la audiencia como corolario.
Con información del corresponsal Juan Carlos G. Partida