El clericalismo está identificado por el papa Francisco como uno de los “grandes males” de la Iglesia católica, y durante la primera Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe, laicas, religiosas y teólogas coincidieron en que esa práctica genera “daño” a la institución y frena el avance de las mujeres.
Por la noche, se supo que uno de los acuerdos del encuentro es justamente “erradicar el clericalismo” e impulsar la participación activa de la mujer en los ministerios, las instancias de gobierno y decisión eclesial.
La religiosa Birgit Weiler consideró que debe haber nuevas formas de relación en la Iglesia e identificó al tema del abuso de poder como la raíz del clericalismo, por lo cual consideró que debe desterrarse esa práctica.
El clericalismo se caracteriza por un “mal uso de poder” y eso quedó plasmado en varias de las contribuciones que se hicieron al proceso de escucha previo a la asamblea, lo que derivó en el Documento para el discernimiento comunitario. “Muchos miembros del clero asumen ese sitio como espacio de poder y de superioridad y no como un servicio”, se establece en el texto. Resta mucho para acabar con las relaciones “verticales”.
El Consejo Episcopal Latinoamericano (Celam), organizador de la reunión, ha destacado que es imprescindible una mayor participación de las mujeres en los espacios eclesiales de discernimiento y toma de decisiones.
La reunión eclesial concluye hoy con una misa de clausura en la Basílica de Guadalupe.