Ante la detección de una nueva variante del SARS-CoV-2, considerada de riesgo y bautizada como ómicron, Rogelio Cabrera López, presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), confió en que pese a la cercanía de las festividades de fin de año y la celebración guadalupana, esta nueva mutación no golpee a los mexicanos de forma agresiva.
En conferencia de prensa en la Primera Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe, el también arzobispo de Monterrey dijo que “hay conciencia en toda América Latina y el Caribe de que la pandemia no ha terminado, que la pandemia es una secuencia viral que va ser muy difícil de detener”, por lo que “tenemos que estar en esta cultura de lo provisional”, es decir de “estar siempre tomando decisiones sabiendo que las cosas pueden modificarse.
“Ojalá y que esta nueva variante del virus no vaya a golpear tanto a nuestras familias. Nosotros hemos repetido que nos debemos cuidar. Estamos por vivir en México las fiestas guadalupanas y la fiestas de Navidad, que son de grandes cercanías sentimental, pero física también. Hemos pedido y seguimos pidiendo que todos nos cuidemos, que tengamos en cuenta los protocolos de salud”.
Este año, a diferencia de 2020, sí se permitirá la asistencia de fieles a la Basílica con motivo del acontecimiento guadalupano, pero no podrán pernoctar en el recinto religioso, así lo informó hace unos días la Arquidiócesis de México, la que precisó que quienes acudan deben seguir todas las medidas sanitarias de prevención y no se permitirá que los peregrinos pasen la noche ni en el atrio ni en la Plaza Mariana.
Previo a la pandemia, en 2019 acudieron casi 10 millones de feligreses entre el 10 al 12 de diciembre, y el año pasado, debido al Covid-19, se impidieron los accesos y se cercaron todas las calles aledañas.
El también presidente de Asuntos Económicos del Consejo Episcopal Latinoamericano (Celam) habló de la “tragedia, las dificultades que ha generado el Covid-19, ha mostrado límites, pero también alcances de la humanidad y ha mostrado el dolor y el llanto de muchos de nosotros. ¿Cuántas personas han fallecido a causa de este virus?, todos tenemos alguien cercano, todos hemos derramado alguna lágrima”.
Agregó que la pandemia evidenció todos “los problemas de salud pública, de pobreza endémica y de pobreza reciente; los grandes cinturones de miseria en nuestras grandes ciudades, el tema de la violencia que viene a ser un ingrediente que lo contamina todo, que acelera la pobreza y dificulta el camino de salida del pueblo, eso no lo queremos olvidar en esta asamblea”.
Ante el Covid-19 y los estragos que causa, “queremos mirar con esperanza; la pandemia ha evidenciado muchas cosas buenas; grandeza del corazón humano (…) y ha hecho surgir la generosidad en nuestras ciudades y pueblos”.