Tegucigalpa. Honduras celebra este domingo elecciones generales marcadas por la corrupción y el narcotráfico, que tocan hasta las más altas esferas de poder, y ante el temor ciudadano de que un resultado apretado, debido a supuestas irregularidades, genere disputas y disturbios cuando se perfila como favorita a la presidencia la candidata Xiomara Castro.
Cerca de 5.5 millones de personas están convocadas a partir de las 7 a las 16 horas para elegir a un presidente, tres vicepresidentes, 128 diputados al Congreso Nacional, 20 al Parlamento Centroamericano y 298 alcaldes. El Consejo Nacional Electoral (CNE) se comprometió a la divulgación puntual de los resultados preliminares, cuyo primer reporte está previsto para las 20 horas locales.
Rixi Moncada, integrante de la cúpula del CNE, precisó que los primeros resultados serán a nivel presidencial, y negó que dicho corte defina la contienda, cuyo ganador se confirmará tras el escrutinio general definitivo, el cual podría entregarse en 30 días. Miles de personas hicieron largas filas desde la madrugada de ayer para recoger su Documento Nacional de Identificación, que deben presentar para ejercer su derecho al voto.
Para muchos hondureños, las elecciones de este domingo girarán en torno a quitarle el poder al Partido Nacional, del presidente Juan Orlando Hernández, cuyos 12 años de gobierno son percibidos ampliamente como responsables de profundizar la corrupción, obligando a decenas de miles de personas a huir del país, muchas hacia Estados Unidos.
La animosidad hacia Hernández es tan intensa que, durante varios años, los migrantes que salen de Honduras corean “¡Fuera JOH!”, en referencia a sus iniciales.
El ex presidente hondureño Manuel Zelaya, coordinador del partido Libertad y Refundación (Libre) y esposo de Castro, negó ayer que la principal formación opositora del país busque la confrontación en las elecciones de hoy .
“De parte de nosotros estamos listos y no existe ninguna amenaza que nos pueda provocar. Somos los más interesados en que haya elecciones masivas y transparentes. La confrontación no es lo deseable”, aseguró Zelaya a observadores internacionales.
Zelaya, depuesto en junio de 2009 por un golpe de Estado, expresó la postura de Libre en reuniones con las misiones de observación de la Organización de Estados Americanos (OEA), la Unión Europea y la Conferencia Permanente de Partidos Políticos de América Latina y el Caribe.
“Llamamos a la gente a votar tranquila, temprano y masivamente. Ustedes que son observadores, nuestra solicitud es que levanten la voz cuando vean alguna irregularidad”, declaró Zelaya.
La vida de los hondureños se ha vuelto más difícil pues el país fue azotado por los huracanes devastadores Eta e Iota en 2020, la pandemia de Covid-19 elevó el nivel de desempleo a 10.9 por ciento el año pasado, la economía se contrajo 9 por ciento y las pandillas gobiernan franjas de territorio por medio de la intimidación.
Además, fiscales federales de Nueva York han acusado a Hernández de manejar un narco-Estado y de valerse del dinero de las drogas para impulsar su ascenso político. Fiscales hondureños también lo acusan de desviar más de un millón de dólares en fondos públicos para su uso personal, pero la Corte Suprema de Justicia ha puesto el caso en espera hasta que el Tribunal Superior de Cuentas investigue.
El mandatario ha rechazado todas las acusaciones y no se le han imputado cargos formales, pero eso podría cambiar una vez que deje el puesto.
El cargado clima político refleja recuerdos de las controvertidas elecciones de 2017, que el Partido Nacional ganó luego de un conteo tardío y que, según la OEA, estuvo plagada de irregularidades antes de pedir una nueva votación.
La oposición dijo entonces que el resultado fue fraudulento y ambas partes reclamaron la victoria. Más de dos docenas de personas murieron en disturbios y la represión posteriores.
El candidato oficialista, el alcalde de Tegucigalpa, Nasry Asfura, ha enfrentado vientos en contra en su campaña para suceder a Hernández.
La fortaleza del Partido Nacional es su capacidad para distribuir prestaciones y movilizar electores, incluyendo a unos 200 mil empleados gubernamentales, por lo que Asfura continúa en la pelea. Cualquiera de los 14 candidatos que obtenga la mayor cantidad de votos el domingo será el ganador; no hay segunda vuelta.
Las encuestas dan a Castro las mayores probabilidades de vencer al candidato oficialista en su tercer intento por llegar a la presidencia. Perdió ante Hernández la primera vez que se postuló. Abandonó la contienda en 2017 cuando se unió a la coalición que respaldaba al presentador de televisión Salvador Nasralla, quien este año cedió en sus aspiraciones para respaldarla.