Adaptarse o mantenerse rezagado a la espera de desaparecer. Telecomunicaciones de México (Telecomm), heredero del primer sistema de comunicación en el país, batalla con esa disyuntiva. Olvidado y subutilizado por la mayor parte de la población, el organismo busca dar un vuelco al papel que ha tenido en años recientes para posicionarse como nodo de la política fiscal y social de los gobiernos federal y locales.
Estaba “prácticamente en declive”, explica María del Rocío Mejía Flores, directora general de Telecomm. “Como parte del modelo neoliberal, de ya no invertir recursos en las empresas públicas, es un ejemplo clarísimo. No se estaba invirtiendo ni en mantenimiento a los satélites, se buscaba privatizar la administración de la fibra óptica (…) y se dejaron las sucursales ahí, que se fueran cayendo”, detalla en entrevista con La Jornada.
Como otros organismos y empresas del Estado, Telecomm se encuentra en el filo de redefinir su papel en el sector público. Se ha enfocado en dar servicios financieros básicos, pero lo han atrofiado el avance de tiendas de conveniencia que proveen una oferta similar, la negligencia y corrupción de quienes lo dirigieron en administraciones previas –según denuncia su actual directora–, así como una disminuida imagen entre los usuarios.
Telecomm revisa su historia de 170 años, con el primer despliegue del telégrafo en México. El avance tecnológico hace de su origen algo en desuso, pero en un país donde 48 por ciento de los hogares no tiene acceso a Internet y 32 por ciento de los adultos no cuenta con servicios financieros, la encomienda ahora es “apoyar en la inclusión financiera, la bancarización, y cerrar las brechas financieras y digitales entre de la población”, explica Mejía Flores.
Con presencia en mil 200 municipios –prácticamente la mitad de los que hay en el país– Telecomm tiene la mayor cobertura de una instancia pública, incluso privada, en el territorio; además se ubica en las demarcaciones de mayor marginación económica y menor conectividad, lo que la hace el vehículo más inmediato para acercar servicios financieros y la distribución de los programas sociales, asegura su directora general.
Por ahora distribuye los Programas de Adultos Mayores, la Pensión para el Bienestar de las Personas con Discapacidad, las Tandas del Bienestar, Producción para el Bienestar, todos de nivel federal; pero recientemente se firmaron convenios con los gobiernos de Michoacán, Tlaxcala, Baja California Sur y Puebla para apoyar la política recaudatoria y su contraparte, la redistributiva, en las administraciones locales.
“Ofrecemos ser el brazo recaudador de impuestos, pero también distribuidor; que no sólo vayamos a la difusión de los programas prioritarios nacionales, sino también los de los estados”, abunda Mejía Flores.
Esa puerta giratoria de los recursos públicos es una de las principales apuestas de Telecomm y que le desmarcan parcialmente de las actividades que supondrá el Banco del Bienestar, el proyecto en el que el presidente Andrés Manuel López Obrador ha centrado su discurso sobre la política de inclusión financiera.
Mejía considera que no se contraponen o chocan las tareas a reforzar en el organismo que dirige con las del Banco del Bienestar. Primero, porque las mil 750 sucursales que tiene Telecomm ya están en operación y 162 de ellas se encuentran en municipios con altos grados de marginación donde actualmente no hay otra oferta bancaria o tiendas de conveniencia.
Hasta ahora las sucursales del Banco del Bienestar son casi una cuarta parte de las que tiene Telecomm y, aún instaladas las 2 mil 700 de las que ha hablado el Presidente, los proyectos son “complementarios”, asegura Mejía.
Ventanilla única
En ese sentido, iniciado 2022 se expedirán tarjetas Telecomm para que los recursos no necesariamente deban retirarse en efectivo; también se lanzará una aplicación digital para que nuevos usuarios perciban al organismo como ventanilla única para el pago de servicios (agua, luz, teléfono), de contribuciones, créditos hipotecarios, así como de recepción de remesas.
Tan sólo el año pasado se recibieron a través de Telecomm 5.5 por ciento de las remesas que llegaron al país, el objetivo es elevar esta proporción a 15 por ciento. Con ese propósito se ha hablado con asociaciones de migrantes para difundir que el servicio no tiene costo y promete un mejor tipo de cambio que instituciones privadas, asegura Mejía.
“Para no volvernos a quedar obsoletos, tenemos la emisión de tarjetas y una aplicación digital”, resume. Si bien los usuarios tradicionales de Telecomm son adultos mayores y personas en zona alejadas “a las que les gusta y les va a gustar por los próximos 10 años recibir su dinero en efectivo y hacer las transacciones en efectivo”, no se debe soslayar a ese otro segmento de la población con acceso a teléfonos inteligentes y conectividad.
El objetivo es duplicar los ingresos de operación de Telecomm para modernizar la infraestructura. “Sí, contamos con un presupuesto anual, pero vamos a vivir y tenemos que convertir este organismo público descentralizado en uno que reciba más ingresos y no estemos dependiendo del presupuesto. En 2024 debemos entregar un organismo fortalecido”, recalca.
Conectividad a Tren Maya e Interocéanico
Además de la administración y operación de los dos satélites del Estado mexicano –el Morelos 3 y el Bicentenario– y el apoyo a CFE Telecomunicaciones e Internet para Todos con la colocación de equipos en zonas marginadas, Telecomm tendrá a su cargo conectar a través del tendido de fibra óptica los proyectos prioritarios de la actual administración, el Tren Maya y el Corredor Interocéanico del Istmo de Tehuantepec.
“Ahí está el tendido de la fibra y cuando llegamos ya habían querido privatizar también la administración de esta fibra” con una asociación público privada. Se paró dicha iniciativa y ahora se usará para dar conectividad a la infraestructura que se construye y a otros proyectos prioritarios, detalla la directora del organismo.
Denuncias a 25 funcionarios
Pero mover a Telecomm de la parálisis, además de la oferta de mayores servicios, requiere de una nueva percepción interna, considera Mejía Flores. “El personal lleva muchos años ahí y estamos haciendo también una campaña de sensibilización para que regresen a una buena atención y den servicio de calidad”.
Negligencia y corrupción se hicieron inercia entre algunos empleados de todo rango, explica. Además de cambiar a directores y subdirectores por la manera en que se realizaban los procesos de adquisiciones, también se denunció penalmente a 25 funcionarios por quedarse con parte de los recursos que debían entregar a los usuarios, esto sobre todo en algunas sucursales de Veracruz y el Noroeste del país.
Así, con el rezago tecnológico, la competencia de privados y el descuido de una parte del servicio, “¿cómo volver a posicionar Telecomm?”, se pregunta Mejía Flores. Las primeras medidas están encaminadas en ampliar la oferta de servicios y capacitar al personal, ahora se busca apelar de manera progresiva a los usuarios, “que la población conozca, se acerque a las sucursales, que regrese”.