En una pequeña carpa a las afueras del autódromo Hermanos Rodríguez, Rodolfo Gómez vende los libros que narran la historia de sus inicios como maratonista y entrenador plagado de anécdotas compartidas con sus pupilos que fueron los mejores fondistas de México, conquistando podios internacionales en los años 90, como lo vivió él en su época.
Estampando su firma y tomándose fotos con las personas que lo reconocen y compran El maratonista (de su amigo escritor chihuahuense Carlos Gallegos) y A contraviento (del ex corredor y alumno Ricardo Cuéllar), el técnico mexiquense de 71 años refiere que ya no regresó a trabajar a Perú desde que comenzó la pandemia del Covid-19 y prefiere instruir a sus atletas a distancia, aunque está en la mejor disposición de ser entrenador nacional si alguna autoridad deportiva tiene interés en contratarlo.
Con su acostumbrada gorra, Rodolfo Gómez Orozco dirigirá a Nelson Ito y Wily Canchanya, dos peruanos que competirán este domingo en el maratón de la Ciudad de México, en busca de repetir la historia de sus compatriotas Raúl Pacheco y Gladys Tejeda ganadores del certamen en 2013-2014, y 2013-2017, respectivamente, entrenados en aquel entonces por el mexicano.
De sus libros, está más que agradecido que su historia trascienda para recordar con las generaciones que lo vieron triunfar en los principales maratones de Estados Unidos, Europa, Asia y el de la Ciudad de México, sus participaciones olímpicas en Montreal 76 y Moscú 80, las medallas centroamericanas y panamericanas que ganó, así como las mejores marcas en esa prueba y en las distancias de 5 y 10 mil metros.
También va dirigido, platica el entrenador, para aquellos que se interesen por conocer “la época dorada del atletismo mexicano” con las victorias en los principales maratones del mundo de Isidro Rico, Germán Silva, Isaac García, Martín Pitayo, Benjamín Paredes, Andrés Espinosa, Adriana Fernández y Nora Leticia Rocha, por mencionar parte del club que lleva su nombre.
“Tengo dos años en México, pero he seguido entrenando a un buen grupo de peruanos apoyados con dos auxiliares, les mando su programa por Internet. Aquí ni nos han pelado, si los que están trabajando, cuando yo estaba allá (en tierras incas) se quejaban que no había contratos, que a todo mundo lo despidieron, y por el otro lado te enteras que en vez de atletas tenían edecanes con sueldos y becas, es un desbarajuste.
“Desde que llegué no ha habido ningún acercamiento. Yo no veo interés y sigo porque me gusta, porque es mi vida esto y tengo ya un buen grupo. Hace poco uno de mis chicos, Patricio Castillo, que es de Puebla, ganó un medio maratón en Nueva York y luego quedó undécimo en los 42.195 kilómetros en ese mismo lugar. Es de los nuevos prospectos”, augura el entrenador.