Guadalajara, Jal., La ceremonia inaugural de la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara mostró una contradictoria situación contra los protocolos establecidos por los mismos organizadores, ya que se aseguró que habría “sana distancia”, pero en los hechos las sillas estaban a medio metro una de otra, propiciando que cientos de personas estuvieran con una cercanía no recomendada en tiempos de pandemia.
Aunque en términos generales fue notorio que durante el primer día las aglomeraciones acostumbradas de la FIL no se dieron, también fue claro que hubo casos en los cuales fue inevitable que el público, prensa, profesionales del libro, escritores y demás invitados, estuvieran codo con codo.
Así ocurrió también, por ejemplo, durante el recorrido inaugural por el recinto y la apertura del pabellón de Perú como invitado de honor, en el cual, encabezados por Marisol Schulz y Raúl Padilla –directora y presidente de la FIL– miembros de la delegación sudamericana e invitados se desplazaron muy juntos entre los pasillos de Expo Guadalajara.
Lo mismo ocurrió en las primeras horas de apertura, ya que a pesar de que existe la posibilidad de adquirir boletos vía electrónica y presentar el código QR para ingresar, la mayoría compró su entrada en taquilla.
La menor cantidad de editoriales presentes comparada con 2019 ha sido notoria y es tal vez la principal contribución al distanciamiento entre personas, ya que ha permitido ampliar los pasillos que, marcados con flechas para distribuir el flujo de los asistentes, no se han visto atiborrados, virtud también a que la FIL dividió en dos turnos el ingreso a Expo Guadalajara, con un aforo máximo en cada uno de 12 mil 500 personas.
Aunque el ingreso en el primer día careció de controles efectivos, durante el transcurso de la jornada se endurecieron y pusieron en operación medidas preventivas como pasajes sanitizantes, tomas de temperatura y brigadas de monitoreo, además de numerosos puestos con gel antibacterial.
(Con información de Reyes Martínez)