Una serie de cuentos ligados a la lucha libre “permiten encontrar una mezcla entre el cine de luchadores, el gusto del escenario y la vida catártica de los héroes arriba del cuadrilátero, pero entrelazado con un juego de lo absurdo”.

El periodista y escritor Raúl Criollo charló sobre el contenido de su reciente libro Fábulas enmascaradas (Instituto Literario de Veracruz), donde plasmó “historias de amor, fracaso, intriga y ciencia ficción, ligadas a la lucha, pero con un cuerpo muy disímbolo, pues se trató de agrupar una serie de textos vinculados con este mundo que ha cautivado y sigue seduciendo como es la lucha libre mexicana”, que es de características distintas a las de otras latitudes.

De los relatos “unos están desarrollados como guion cinematográfico, otros están escritos en el más clásico y purista esquema de hacer una estructura formal narrativa, como un cuento pequeño o una fábula. Aquí habitan personajes que no existen, pero que pudieron estar; aunque se mencionan algunos que son reales. Es cierto que mucho de lo que parece de historieta en el cine de luchadores, en esta narrativa se convierte, por una parte en algo insospechado y pretende también ser completamente un juego del absurdo”.

O bien, dijo Criollo, como una película donde se entreteje “una investigación policiaca y el detective protagonista empieza a tocar los terrenos de lo absurdo, que oscila entre lo criminal, casi de relato de cine negro, pero luego se convierte en algo de ciencia ficción y continúa con diversos niveles. Traté de empujar fuera de los límites”.

Raúl Criollo, quien se confesó un apasionado del pancracio y es autor de otras publicaciones como ¡Quiero ver sangre! Historia ilustrada del cine de luchadores explicó: “La lucha siempre ha sido un espectáculo distinto, una forma diferente de entender el cruce de fuerzas entre lo correcto de lo incorrecto, del bien y del mal, de los héroes y los villanos; además en el país existe un modelo especial de lucha libre a como se vive en Inglaterra, Japón o Estados Unidos. Todas estas particularidades siempre están expresadas en la máscara del personaje y en la forma en que el público se involucra en la lucha”.

El autor puntualizó: “Sin duda, hay un homenaje a toda la gente que ha permitido que esto sea posible, sin hacer referencias históricas; pero sí entender cuál es el juego; las personas que van a una arena saben los parámetros, pues tienen un favorito, gritan, se desahogan y participan del festejo que es la lucha libre, pero a la vez, comprenden el ritual desde el lado de los rudos y los técnicos; o de las villanías que podría cometer el referi y se vuelve parte de un conjunto de acciones, gestos y formas”.

La edición de colección Fábulas enmascaradas viene dentro de una funda, que asemeja una máscara, lo cual permite al lector despojar una incógnita y enseguida hallar el libro donde podrá adentrarse en los textos: Atracciones mundiales, La pasamos muy bien, Nada es lo que parece, El hombre sin máscara, Si hubiera parque..., El justiciero del ring y Recuerdos del fin del mundo, cada uno con su respectivo epígrafe.

Rafael Antúnez, a manera de prólogo, expuso sobre el conjunto de cuentos: “En todos ellos, se llevan a cabo arduas batallas, y Criollo, fiel a los géneros con los cuales ha nutrido sus historias y a los que rinde homenaje en este libro (los cómics, las luchas y el cine de enmascarados), también lo absurdo tiene aquí carta de residencia y los enmascarados campean con su carga de misterio (de quién es el rostro detrás de la máscara?) y su inextinguible sentido de justicia, porque en el cine de luchadores y aún en el cuadrilátero, el enmascarado encarna a su muy particular manera la figura, más que del superhéroe, la del caballero”.

Fábulas enmascaradas, de alrededor de 110 páginas, se presentará el 3 de diciembre a las 18 horas, en el auditorio Aristóteles del Colegio de Veracruz, en Xalapa; con invitados especiales y leyendas locales del pancracio. Aún con fechas por determinar, también será lanzado en la Ciudad de México y Monterrey. “Seguramente como en las luchas, nos subiremos a una caravana” para llevarlo a diferentes plazas, expresó Raúl Criollo.