¿Pagar para dormir en un autobús? En Hong Kong es la apuesta hecha por una nueva empresa de camiones turísticos que propone giras sin destino, una oferta presentada como una solución para luchar contra los problemas de insomnio.
Unos 70 pasajeros –niños excitados, pero también jubilados con cabello gris– suben en dos grandes omnibuses de dos pisos. Destino final: “ninguna parte”. El primero es un “autobús silencioso”, en el que la gente puede dormir; el otro, uno turístico clásico.
El viaje de 85 kilómetros comienza en un animado barrio de la ciudad, antes de recorrer las autopistas costeras y llegar al aeropuerto de Hong Kong, casi desierto desde el comienzo de la pandemia de coronavirus.
Mientras algunos disfrutan de la vista, otros se colocan protecciones contra el ruido en los oídos y máscaras sobre los ojos para sumergirse rápidamente en los brazos de Morfeo durante cinco horas, tiempo que dura el viaje del autobús que pasa por varios lugares turísticos.
“Creo que todo el mundo ha vivido la experiencia de no poder dormir en casa, mientras en un autobús se puede dormir muy profundamente porque se balancea y vibra”, explica Ho Wai, un adepto reciente a estos vehículos silenciosos.
“Todos los habitantes de Hong Kong están estresados por el trabajo, por los precios de los departamentos, por la vida y ahora no podemos viajar”, y hace referencia a las estrictas normas de cuarentena para luchar contra el Covid-19 que prácticamente han aislado a Hong Kong del resto del mundo. “Con todo el estrés acumulado, creo que muchos habitantes de Hong Kong no duermen bien”, explica.
Otro pasajero, Matthew Chick, también decidió formar parte del viaje con la esperanza de resolver sus problemas de sueño de las últimas semanas, pero le resulta difícil apartar la mirada de la ventanilla. “El día está demasiado lindo como para dormir”, dice el joven de 29 años.
El precio de los boletos oscila entre 99 y 399 dólares locales (12.73 y 51.25 dólares estadunidenses). Las plazas de la planta superior son las más caras.
Según Frankie Chow, presidente y contratista de Ulu Travel, las rutas elegidas tienen el menor número de semáforos posible para reducir paradas que puedan despertar a los pasajeros.
Para él, el fin de estos viajes es doble: que las personas con dificultades para dormir puedan hacer una siesta y también ofrecer un momento de evasión a los hongkoneses que quieren tener un poco de turismo después de 20 meses del cierre de fronteras.
La estrategia de cero coronavirus aplicada por el gobierno ha permitido mantener la tasa de infección en un nivel bajo, pero ha aislado completamente al centro internacional de negocios.
Afp