Para hacer frente a la “ineptitud de las autoridades y a sus argucias jurídicas”, mujeres víctimas de la violencia machista llamaron a unificar las luchas de todas las madres cuyas hijas han sido asesinadas, desaparecidas o traficadas con fines de explotación sexual y trata, y exigieron poner un alto a la “tortura institucional” a que son sometidas al demandar justicia.
En el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, miles de jóvenes, niñas, estudiantes, sindicalistas e integrantes de colectivos y organizaciones feministas marcharon del Ángel de la Independencia al Zócalo de la Ciudad de México, donde realizaron un mitin frente a Palacio Nacional. De espaldas al recinto, denunciaron que “el Estado mexicano es omiso, indolente e incapaz de resolver la violencia de género.
“Nuestras hijas, aun después de asesinadas, tienen derecho a la verdad y la justicia”, clamó Lorena Gutiérrez, madre de Fátima, víctima de feminicidio en febrero de 2015.
Las movilizaciones empezaron después de las 15 horas, cuando un grupo de jóvenes con el rostro cubierto y vestidas de negro marcharon del Monumento a la Revolución al Ángel de la Independencia para sumarse a los contingentes que ya se congregaban en ese lugar. Como es habitual, en el trayecto rompieron cristales de edificios con martillos, cadenas, latas de aerosol y palos, y rociaron con pintura a mujeres de la Secretaría de Seguridad Ciudadana que las custodiaron.
A las 16 horas, madres y familiares de víctimas de feminicidio, abuso y violencia doméstica, convocadas por el Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio (OCNF) y la Coordinación 8M, avanzaron por Reforma. “¿Dónde están, dónde están, nuestras hijas dónde están?” “La verdad es nuestra bandera y la justicia nuestra meta”. “No, no, no me da la gana ser asesinada porque dice que me ama” y “No, no, no es un hecho aislado, los feminicidios son crímenes de Estado”, fueron algunas de la consignas que retumbaron.
Según datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, de enero de 2019 a septiembre de 2021 fueron asesinadas 10 mil 446 mujeres, y de estos casos, sólo 2 mil 681 fueron clasificados como feminicidios, cuando más de 50 por ciento tiene esas características, señaló María de la Luz Estrada, coordinadora del OCNF.
“Hijita, escucha, tu madre está en la lucha”
Entre las manifestantes se encontraba Andrea Soto Hernández, madre de Verónica, joven de 22 años de edad, enfermera obstetra, quien fue asesinada el primero de noviembre de 2019 en Naucalpan, estado de México. “Luego de asistir a una fiesta de Halloween ya no volvió. Me la mataron allá”. Lamentó que a dos años del feminicidio, “aún no hay un sospechoso, no hay línea de investigación y sigo en espera de justicia”.
A diferencia de otros años, las embozadas no hicieron tantos destrozos. Incluso, acompañaron a madres y familiares de víctimas de la violencia, aunque vandalizaron monumentos y dañaron mobiliario urbano. Unas cuadras antes de llegar al Zócalo hubo forcejeos con las policías, a quienes les arrojaron algunas piedras. Frente a Palacio Nacional intentaron tirar las vallas y en respuesta las agentes activaron extintores. En el lugar también fueron detonados cohetones.
Por la mañana, un grupo de mujeres saltó las vallas metálicas que resguardaban Palacio Nacional y colocaron cruces rosas y carteles con imágenes de desaparecidas, tanto en las protecciones como en una de las puertas. En tanto, en Ciudad Universitaria, estudiantes colocaron en el muro contiguo de la rectoría fotografías de presuntos “agresores”, y en la llamada Glorieta de las Mujeres que Luchan, en Reforma, otras instalaron un tendedero de denuncias de omisiones de autoridades en casos de violencia de género.
Durante la marcha realizaron un acto en recuerdo de las mujeres agredidas y asesinadas. Tanto ahí como en el Zócalo dejaron claro que no dejarán de exigir justicia. “Hijita, escucha, mamá está en la lucha”.