Nueva York. Este jueves se festejó el Día de Acción de Gracias, rito patriótico-religioso en torno al mito oficial del origen de Estados Unidos, con el tradicional y famoso desfile en Nueva York, la comida tradicional de pavo, calabazas y pays compartida por familias y amigos en todo el país, futbol americano, actos de caridad para los “menos afortunados” y mensajes de agradecimiento, pero, para muchos indígenas estadunidenses, este es un Día de Luto.
Este año marcó el 400 aniversario de ese festejo de la primera cosecha exitosa de la primera colonia de los inmigrantes (indocumentados) ingleses que llegaron a Plymouth Rock y que, gracias a los indígenas en Nueva Inglaterra, lograron sobrevivir. El mito habla de cómo los ingleses compartieron su festejo con los indígenas del pueblo Wampanoag.
Lo que no se contaba es qué pasó en los días, meses, años, siglos después de ese festejo; algo que líderes indígenas, historiadores y otros han peleado durante años para recuperar la memoria y reparar la historia de este país.
“Para nosotros, el Día de Acción de Gracias es un día de luto, porque recordamos a los millones de nuestros ancestros que fueron asesinados por colonialistas europeos no invitados… Hoy, nosotros y muchos pueblos indígenas alrededor del país dicen ‘no gracias’…”, declaró Kisha James, integrante de los pueblos Aquinna Wampanoag y Oglala Lakota a National Public Radio.
Ella es nieta del maestro y activista indígena Wamsutta Frank James, quien fundó el Día Nacional de Luto, en 1970, acto anual que se celebra cada Día de Acción de Gracias al cual acuden activistas indígenas de varias partes de Estados Unidos (https://www.youtube.com/watch?app=desktop&v=IrXXA2SaiAs&feature=youtu.be).
Los Wampanoag, el “pueblo de la primera luz”, habían vivido en el sureste de Massachusetts por unos 10 mil años, y a principios del siglo XVII, unos 100 mil habitaban en 69 pueblos. Su encuentro con los ingleses, en 1621, meses despues de haber llegado por primera vez, no fue el primer contacto con europeos a quienes habían conocido –para bien y mal– desde 1524. De hecho, esos contactos habían llevado a su casi aniquilación por una pandemia importada por los europeos. Hoy son entre 4 y 5 mil.
La mitad de la colonia inglesa de Plymouth Rock murió ese primer invierno, y para el otoño de 1621 sólo sobrevivieron algunos gracias a que los Wampanoags les enseñaron cómo cultivar frijoles, calabazas y maíz. Al festejar su supervivencia, los llamados pilgrims (peregrinos) realizaron el festejo que después fue bautizado Thanksgiving. Algunas versiones dicen que los indígenas ni fueron invitados, tal como afirma la versión oficial, otros indican que sí hubo una reunión en ese momento, pero que era para una negociación diplomática para establecer algún tipo de coexistencia.
“Para nosotros, el Thanksgiving fue el arranque de la colonización. Nuestras vidas cambiaron de manera dramática. Trajo enfermedad, servidumbre…”, cuenta Darius Coombs, integrante del pueblo Wampanoag en entrevista con el Washington Post esta semana. A lo largo de los años, serían expulsados de sus tierras, sujetos a leyes prohibiendo que fueran alfabetizados, obligados a convertirse en cristianos y como otros indígenas en el siglo XIX y hasta en el XX, sus hijos fueron obligados a acudir a internados para extinguir su cultura, incluyendo sus idiomas, para forzar su “asimilación” a la sociedad anglosajona. Uno de los lemas de esta brutalidad fue “mata al indio, salva al hombre”.
Las tierras que fueron robadas aún están en disputa. “Cuatrocientos años después, seguimos luchando por ellas, por nuestra cultura y por nuestro pueblo”, comentó Brian Weeden, presidente de la tribu Mashpee Wampanoag, al Post.
La experiencia de los Wampanoag fue la misma padecida por los pueblos indígenas de todo Estados Unidos, los cuales fueron sometidos al genocidio, el destierro, la destrucción sistemática de sus culturas, el secuestro de sus hijos y la marginalización política, social y económica hasta hoy día para los 4.5 millones de indígenas estadunidenses pertenecientes a más de 570 tribus y pueblos.
El Día de Acción de Gracias fue primero proclamado como festejo oficial por Abraham Lincoln en 1863 y 1864, justo durante la Guerra Civil, con el propósito explícito de usarlo para promover la unidad nacional; fue designado como día feriado oficial en 1941 por Franklin D. Roosevelt.
El menú tradicional para festejar el mito de origen del país fundado por anglosajones sigue siendo indígena: pavo, calabaza, pan de elote, camote, arándano (de Nueva Inglaterra), y más son nativos americanos.
Hoy día, muchos de quienes trabajan las granjas, cultivan, cosechan y procesan todo lo que se prepara para el gran festejo gastronómico estadunidense para “dar las gracias” por todo lo que se tiene son inmigrantes. Uno de los memes más famosos resume esto así: una imagen de una familia estadunidense alrededor de la cena tradicional orando: “gracias, Jesús, por esta comida”, y una segunda imagen de un jornalero en el campo quien responde “de nada”.