El presidente Andrés Manuel López Obrador expresó que si no hubiera ganado en 2018, Petróleos Mexicanos (Pemex) y la Comisión Federal de Electricidad (CFE) ya estarían en bancarrota, y habría un caos en el país.
“No soy adivino, pero tengo sensibilidad. Si no hubiese cambiado esa política de saqueo, el país estaría hundido, no hubiesen podido enfrentar la pandemia como lo hicimos, hubiese contado muchísimo más vidas, estaría el país destrozado.”
Ahora no, agregó, “tenemos estabilidad económica, financiera, no se endeudó al país, o sea empobrecido al pueblo, a pesar de la crisis económica, y el prestigio de México está por lo alto”.
El Presidente ratificó la estrategia de su gobierno para cambiar el rumbo en el sector energético.
“Imaginen si se hubiesen continuado con los mismos planes, esto que hicieron. Voy a seguirlo repitiendo. La diferencia entre un escritor y un dirigente es que el escritor no se puede repetir, no puede caer en lugares comunes; un dirigente, sí. Tiene que estar repitiendo, porque su tarea es hacer conciencia.”
Luego repasó algunos puntos de lo que considera los peores efectos de la reforma energética del sexenio pasado; entre éstos, contratación de gas en exceso y a precios elevados; incumplimiento del plan de construir 12 termoeléctricas; entrega de grandes extensiones en tierra y mar para explotar petróleo, y sólo dos contratos en operación de 110 otorgados.
Sin embargo, indicó, la decisión fue no cancelar los contratos previos sino fortalecer a Pemex, “porque afortunadamente entregaron sólo 20 por ciento del potencial petrolero”.
Nosotros, subrayó López Obrador, no vamos a permitir que Pemex se arruine; mientras estemos en el gobierno vamos a respaldar, lo mismo a la CFE.
Sin embargo, fue cuidadoso de no hablar de montos que se darán para el pago de la deuda de Pemex, para evitar especulación de bonos conocidos como fondos buitres.
Al final de la conferencia fue transmitida una antigua entrevista televisiva a Emilio Lozoya, entonces director de Pemex, hablando de las supuestas bondades de la reforma energética.
Cuando el ex funcionario –hoy en la cárcel– manifestaba su optimismo de que el cambio pasaría en el Legislativo, el Presidente sonrió. Desde el atril del salón Tesorería en Palacio Nacional, agitó la mano con la señal de dinero: “Va a pasar, va a pasar”, dijo con ironía en alusión a lo que después el propio Lozoya acusaría: diputados y senadores fueron sobornados para dar su voto en favor de la reforma.