La información económica en diversos medios advierte que los mercados en México están siendo afectados por diversos “choques”, y advierte que, con esos golpes, el peso se ha depreciado. La lista de los supuestos choques es la siguiente: el retiro de la candidatura de Arturo Herrera al cargo de gobernador del Banco de México, el aumento en el rendimiento de los bonos del Tesoro estadunidense; el fortalecimiento de las expectativas de que la Fed incrementará las tasas de referencia el año próximo, y el riesgo de que se presente una nueva ola de contagios de Covid-19.
La miscelánea de choques puede descomponerse en factores reales que verdaderamente modifican indicadores centrales en el desempeño de variables financieras claves y, por otro lado, consideraciones especulativas con un claro contenido político. Dentro de los primeros, es decir, los factores reales, es claro que las decisiones del banco central estadunidense afectan los mercados globales. La disminución de las compras de valores financieros de ese país, programada para terminar con el relajamiento cuantitativo a mediados de 2022, fortalece el valor del dólar frente a prácticamente todas las monedas. Del mismo modo, la decisión futura de incrementar las tasas de referencia, también hacia mediados de 2022, indudablemente fortalecerá al dólar. Por supuesto, la amenaza de un nuevo brote de la pandemia es indiscutible.
Las consideraciones especulativas o de contenido político están encabezadas por la decisión de AMLO de retirar la candidatura de Herrera. Esta decisión formalizada de suspender la postulación se hizo hace tres meses, no implica ningún cambio en la manera en que se ha comportado el gobierno en su relación con Banxico. Claramente, este supuesto choque a los mercados expresado por los críticos al gobierno, no existe. Nuestro banco central tiene autonomía y un mandato único, que este gobierno ha respetado sin restricciones. Ha hecho uso de sus facultades constitucionales a fin de proponer sustitutos para los miembros de la Junta de Gobierno cuyos tiempos concluyeron. Los nombramientos han respetado las normas y también los criterios de visión teórica general en materia de política monetaria.
Herrera al frente del banco central hubiera seguido esos lineamientos y también lo hará quien proponga AMLO. Tiene tiempo para hacerlo, ya que el actual gobernador termina su mandato a fines de año. No se postulará a alguien que cuestione los ordenamientos legales del Banxico. El gobierno federal ha documentado su respeto a las reglas del juego con las que opera nuestro banco central. Reglas que fueron acordadas en 1993 y que forman parte de las reformas neoliberales que modificaron el papel del gobierno en la economía.
Dichas reglas han permanecido intocadas 28 años y este gobierno no se propondrá modificarlas. De modo que la alarma de ciertos sectores resulta injustificada.
Entonces, si el peso mexicano está depreciándose es porque la Fed ha empezado a modificar las decisiones de política monetaria que instrumentó para tratar de suavizar los impactos recesivos derivados del confinamiento provocado por el Covid-19. Además, es claro que hay riesgos fuertes de que se presente una nueva ola de contagios y, en consecuencia, la recuperación en países claves pudiera detenerse, provocando reacciones en cadena. Los operadores de los diversos mercados financieros reaccionan ante estos datos, ya que es muy posible que se modifiquen desempeños de variables relevantes. También reaccionan cuando se construyen ataques especulativos contra la moneda, derivados de posibles cambios o bien simples construcciones para afectar variables claves de la economía, buscando desestabilizar.
Una consideración específica merece el tema inflacionario que es la principal ocupación del banco central. Los datos globales apuntan a que las afectaciones a las cadenas de suministro están terminando y que, en consecuencia, es posible que globalmente terminen las presiones sobre los precios. En México, la última decisión de la Junta de Gobierno de Banxico de elevar la tasa de referencia 25 puntos base, da cuenta de que la mayoría de sus miembros acepta que estas presiones están disminuyendo. Esta mayoría, que incorpora a dos de los tres miembros de esa junta nombrados por el actual gobierno, ha venido aumentando las tasas consistentemente.
Este conjunto de interacciones entre el gobierno federal y Banxico, que incluye la manera en que han venido actuando los tres miembros de la Junta de Gobierno de Banxico nombrados por este gobierno, confirma que la 4T no cuestionará la normatividad del Banxico y que, lo que importa, esos nuevos miembros comparten el punto de vista de la teoría monetaria convencional. Los ataques especulativos, consecuentemente, son parte de la lucha política que ocurre en el país y deben ser reconocidos como tales. No son explicaciones con fundamento. Expresan simplemente puntos de vista interesados y contrapuestos al del gobierno federal.