Conforme ha pasado el tiempo de aquel lío no muy viejo que causó el despido de la secretaria de Turismo de la Ciudad de México, Paola Félix, además de la renuncia nada menos que del titular de la Unidad de Inteligencia Financiera, Santiago Nieto, y que se cubrió con una intensa y espesa neblina que impedía saber qué fue lo que sucedió en realidad, han empezado a salir algunos datos muy interesantes.
Aunque desde algunos medios se trató de vincular la filtración que hizo público el viaje de la ex funcionaria de la capital a la boda de Nieto en Guatemala, con el alcalde en Cuajimalpa, Adrián Rubalcava, nadie ha podido comprobar que desde aquella demarcación saliera la versión que acusaba a Félix de llevar varios miles de dólares al viaje, pero que descubrió que había ido en un avión particular, acción prohibida para los funcionarios de este gobierno.
En diferentes zonas de la ciudad se habla ahora de que todo este embrollo estaba dirigido a menoscabar la imagen de la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, pero que ciertos factores no considerados hicieron que la idea fracasara, entre otras cosas porque su inmediata reacción al aceptar la renuncia de su secretaria de Turismo impidió que los rumores tomaran el rumbo de ataque en su contra.
Aunque el asunto no fue planeado con anterioridad, se dice que cuando se supo de los hechos en el aeropuerto de La Aurora, en la capital guatemalteca, se trató de aprovechar la situación para culpar a la funcionaria de la capital de no declarar el dinero que supuestamente portaba, acusación o rumor que también fue desmentido de inmediato, con lo que los argumentos para construir una historia en contra de Sheinbaum se vinieron abajo.
Como sea, lo que está claro es que ya hay un pleito sordo, oscuro y violento que sólo anuncia que la guerra por la Presidencia de la República se empieza a mostrar con sus primeros escarceos. Las trampas que se tiendan en ese tortuoso camino tal vez muestren nuevas y más sofisticadas formas de combate y también anuncien que no habrá momentos de descanso mientras el fragor de esa contienda siga en los oídos de la gente.
Así pues, desde todos los frentes deberán tomarse las medidas pertinentes para no convertir el trabajo político en otro hecho de resultados lamentables. Vamos a ver si se entiende.
De pasadita
Es hora de que se sepa de los esfuerzos de la diputada Martha Ávila por hacer del Congreso de la ciudad una entidad congruente con los esfuerzos del gobierno local y federal por transformar para mejor la vida en todo el país.
Ya no es posible que las guerras internas de Morena impidan que los trabajos internos del Congreso se sigan retrasando, menos aún que las irregularidades heredadas pongan en riesgo la gobernabilidad en los trabajos legislativos urgentes.
Son varias las áreas que deben sufrir algunas transformaciones para vacunarlas de los virus de las tribus –del signo que sean– y que las alejen de cualquier expresión de poder que se lanzan desde algunas fracciones parlamentarias.
El trabajo para doña Martha, por lo que hace a Morena, será muy difícil, pero seguramente ya tiene bien pensados varios remedios que le permitan transitar bien los próximos tres años. Seguramente pronto veremos cambios para mejorar la vida interna del Congreso. Que sea para bien.