Bogotá. Cuando encontró al jefe guerrillero recuerda la confesión que se hicieron: "Usted y yo nos hemos querido matar durante muchísimos años". Hoy, el ex mandatario colombiano Juan Manuel Santos ve a Rodrigo Londoño como aliado en la defensa de la paz que pactaron a contracorriente hace cinco años.
En una entrevista con la agencia Afp, Santos aclara en la anécdota. En 2015, después de que ambos compartieron sus intenciones de muerte (cuatro años antes Santos había dado la orden de abatir al antecesor de Londoño en la comandancia rebelde), el mandatario le dijo:
"Vamos a estar remando en la misma barca y en la misma dirección, que es la dirección de la paz". El vaticinio se cumplió.
Santos defiende la voluntad de paz de Londoño o Timochenko, el último jefe de una rebelión de 13 mil hombres y mujeres que por más de medio siglo buscó sin fortuna el poder con cientos de miles de víctimas de por medio, la mayoría civiles.
"Creo que Rodrigo Londoño ha cumplido y está comprometido con ese objetivo, sigue remando como sigo remando yo", ilustra. Santos se ganó la fama de traidor entre la derecha radical por firmar la paz con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia en noviembre de 2016.
Convocó y perdió el plebiscito sobre los acuerdos, hizo ajustes a lo pactado en Cuba y fue distinguido con el Premio Nobel de Paz.
De 62 años y con una salud frágil, Timochenko también es visto como un traidor por antiguos camaradas que siguieron o volvieron a las armas. En 2020 la policía aseguró que desbarató un plan para asesinarlo.
Cinco años después de la paz que ambos suscribieron, el ex presidente de 70 años comparte su análisis y celebra que el gobierno conservador de Iván Duque se haya subido "al tren de la paz" y quiera cumplir con lo pactado, pese a su intento fallido de modificar el acuerdo.