Dubai. La guerra en Yemen, que empezó hace siete años, habrá matado a 377 mil personas de forma directa e indirecta a finales de este año, indicó la Organización de Naciones Unidas en un informe publicado ayer.
Casi 60 por ciento de las muertes son consecuencias del conflicto, que ha generado falta de agua potable, hambre y enfermedades, de acuerdo con el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), que aseveró que Yemen vive “la peor y más grande catástrofe humanitaria del mundo”.
El conflicto enfrenta a los rebeldes hutíes, apoyados por Irán, con las fuerzas del gobierno yemení, respaldadas desde 2015 por una coalición militar dirigida por Arabia Saudita. La cifra de muertos en combates rebasará 150 mil al término de 2021, pero es aún mayor el número de fallecimientos por hambre y enfermedades.
“Un niño menor de cinco años muere cada nueve minutos en Yemen debido al conflicto”, al tiempo que 1.3 millones de personas están amenazadas de muerte si no se llega a un acuerdo de paz para 2030, sostuvo el PNUD. El documento advierte que más de 80 por ciento de la población del país requiere de ayuda humanitaria.
Unas 40 mil personas se han visto forzadas a huir de la provincia de Marib, epicentro del conflicto, desde septiembre, según el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur). Pese a la cantidad de las personas que huyen de ahí, la peligrosa localidad alberga a más de un millón de desplazados llegados de otras zonas del país.
Este organismo se declaró “seriamente preocupado” por la seguridad de los civiles en Marib. “A medida que los frentes de combate se acercan a zonas densamente pobladas, sus vidas corren peligro y el acceso a la ayuda humanitaria es cada vez más difícil”, comentó.
Los desplazamientos exacerban las necesidades humanitarias existentes, y el Acnur subrayó la escasez de alimentos, medicinas, agua potable, además de que las actividades escolares están suspendidas.
Los equipos de Acnur informan de que hay intensos combates en las montañas que rodean la ciudad y que las explosiones y el paso de los aviones se oyen día y noche.
Marib es zona de conflicto desde que los hutíes lanzaron una ofensiva, en febrero pasado, contra esta provincia que alberga importantes reservas de petróleo, además de ser el único bastión en el norte de Yemen donde el gobierno es reconocido a nivel internacional.
Dicho gobierno es encabezado por Abdo Rabbu Mansur Hadi y apoyado por una coalición internacional liderada por Arabia Saudita.
En tanto, un ataque aéreo de la coalición destruyó una fábrica de plástico en Saná, capital de Yemen bajo control de rebeldes hutíes.
El ataque hizo blanco en una planta propiedad de un sirio, ubicada cerca de un hospital en el sur de la ciudad, de acuerdo con los rebeldes hutíes. No se reportaron víctimas.