El Papa Francisco llamó a los participantes de la primera asamblea eclesial de América Latina y el Caribe a escuchar “a los más pobres y olvidados” y a emprender un “proceso de conversión pastoral” para que la Iglesia “sea cada vez más evangelizadora y misionera”.
En el arranque de ese acto, que se realiza en la sede de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), por medio de un video el pontífice remarcó que la reunión no debe ser un encuentro de élites, sino de la Iglesia regional en su conjunto.
“Que esta asamblea eclesial no sea una élite separada del santo pueblo fiel de Dios. No se olviden de que todos somos parte del Pueblo de Dios, fuera del pueblo de Dios surgen las élites, élites ilustradas de una ideología y eso no es la Iglesia. La Iglesia se da con todos, sin exclusión, y una asamblea eclesial es signo de esto. Una Iglesia sin exclusión”.
También en un texto, señaló: “les pido que procuren escucharse mutuamente y escuchar los clamores de nuestros hermanos y hermanas más pobres y olvidados”; además, conminó “a encontrar caminos superadores que eviten que las diferencias se conviertan en divisiones y polarizaciones” y cómo Iglesia los animó a “salir sin miedo al encuentro de los demás”.
El pontífice expresó su intención de impulsar “una Iglesia en salida sinodal y reavivar el espíritu de la V Conferencia General del Episcopado, realizada en Aparecida, Brasil en 2007”.
La asamblea “es una nueva expresión del rostro latinoamericano y caribeño de nuestra Iglesia, en sintonía con el proceso preparatorio de la XVI asamblea general del sínodo de los obispos.
Aparte, el cardenal Marc Ouellet, prefecto de la congregación para los obispos y presidente de la pontificia comisión para América Latina, habló sobre “reactivar el espíritu misionero que el Papa Francisco nos transmite con su ejemplo y su magisterio”.
Dijo que es “un privilegio estar en medio de ustedes a pesar de la pandemia, que nos sigue limitando pero que no ha podido frenar el dinamismo eclesial y social del continente de la esperanza“, y reafirmó que “es preciso que nos volvamos Iglesia de la escucha para así tomarnos una pausa de nuestros ajetreos, para frenar nuestras ansias pastorales y detenernos a escuchar”.
Por último, llamó a actuar “ante las crisis de la fe en diversas partes del mundo, las urgencias de renovación de la vida pastoral y las señales que provienen de realidades locales”.