El consumo excesivo de alcohol entre las mujeres adolescentes se triplicó en cinco años y es posible que sea un síntoma de depresión que, a su vez, es uno de los principales trastornos mentales y causante de discapacidad.
Hace una década el abuso en la ingesta de bebidas embriagantes entre las mujeres era un problema emergente y ahora sigue en aumento, advirtió Carmen Fernández, directora de los Centros de Integración Juvenil (CIJ), durante la presentación del libro Depresión y consumo de alcohol, primer volumen de la colección Problemáticas actuales del uso nocivo de alcohol, en el que participaron especialistas del Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente Muñiz.
Ayer resaltaron que entre los hombres, el abuso del alcohol se identifica como un “síntoma alternativo” de depresión.
El consumo nocivo de bebidas alcohólicas se define como la ingesta de cinco copas o más por evento en hombres, mientras que para mujeres el parámetros son cuatro o más copas por ocasión, en el último mes.
En la población masculina, la enfermedad mental no siempre se manifiesta con los síntomas típicos (tristeza profunda, desánimo, pérdida de interés por las actividades que antes le gustaban), más bien, señaló la investigadora Sarahí Alanís, el abuso en el consumo de alcohol puede ser el reflejo del padecimiento.
Recordó que las estadísticas indican que hay dos mujeres con depresión por cada varón, pero no se ha considerado este factor, que aumenta la severidad del trastorno y disminuye la posibilidad de que los afectados busquen ayuda y obstaculiza su tratamiento. Además, señaló, el riesgo de minimizar el problema del consumo nocivo de bebidas aumenta el riesgo de suicidio.
Alanís también comentó la importancia de que el personal de salud sea sensible y evite los estereotipos de género, los cuales también representan un obstáculo para la detección y diagnóstico de la depresión.
En el caso de las mujeres, el temor al estigma y cuestionamientos por su conducta hace que “se escondan” y no soliciten ayuda. Eso se ve entre los usuarios de los CIJ, pues hay cuatro hombres por cada mujer, comentó la directora del organismo.
Dijo que el alcohol es un factor de riesgo para el consumo de otras drogas y de ahí la importancia de tomar acciones para revertir el crecimiento del problema entre las adolescentes.
José Luis Benítez, investigador de CIJ, refirió que mientras en 2011, 8.6 por ciento de las mujeres de 12 a 17 años dijo que había consumido alcohol en el último año, para 2016 fue de 14.9 por ciento.
Sobre el consumo alguna vez en la vida, las respuestas fueron de 39.7 por ciento en 2011 y 37.9 en 2016. Aparentemente hubo un descenso, pero lo que debe llamar la atención es el abuso en el consumo, resaltó el especialista.