La novela Leche materna explora la dualidad de ese líquido vital como “la envenenada leche de la patria” durante la ocupación soviética de Letonia y de cómo el ser humano sigue buscando lo esencial de la existencia, explica Nora Ikstena sobre su narración que será presentada este martes.
En entrevista desde su casa en las cercanías de Riga, Ikstena dice a La Jornada que se trata del “simbolismo de la hija que no recibe de la manera correcta este líquido de su madre y empieza su vida de manera incorrecta. Ella interpreta su existencia como diferente a la de los demás”.
La novela publicada por Vaso Roto “también es una metáfora de la hija que recibe esta leche envenenada de la patria. A veces necesitas este conflicto dramático para empezar tu vida desde otro punto de vista, como hace la heredera”.
La narradora y gestora cultural refiere que en los años de la ocupación, después de la Segunda Guerra Mundial, los letones que permanecieron en el país se enfrentaron a una doble realidad. Una era la de hablar en letón en la cocina, lo que se hablaba con las familias y que conocían la historia de la Letonia independiente.
“Por otro lado, también necesitaban vivir esta vida oficial en ruso para sobrevivir y continuar. Esa doble existencia hizo que muchas personas tuvieran que ser más firmes o más fuertes para defender las creencias que tenían.”
Nora Ikstena (Riga, Letonia, 1969) añade: “La leche materna también funciona como metáfora de lo más puro de la vida. Algo que no se puede trasformar u ocultar. Es un líquido esencial. Bajo todas estas circunstancias difíciles políticas y geográficas, las personas siguen buscando lo esencial, que puede ser la felicidad, la familia, el amor, y trata de concentrar su vida en eso. Aunque lo de alrededor obligue a otras circunstancias, al final se busca esa luz para la existencia”.
La novela entreteje la historia de tres mujeres que muestran el proceso de transformación de Letonia en nación independiente en los años 30 del siglo XX, con la abuela; el país ocupado después de la Segunda Guerra Mundial, con la madre, y la hija en los años 60, esperanzada en que vendrán mejores tiempos.
La escritora afirma que buscó la “forma perfecta de contar esta historia y naturalmente mezclar estas tres generaciones, tres voces, de una manera muy fluida, como un río; se dio cuenta de que la mejor solución era que las tres voces se convirtieran en una.
Nunca se sintió como una autora ex soviética, porque tuvo mucha influencia de la literatura anglosajona. Ella empezó a escribir en la Letonia independiente. “Era nada más una forma de encontrar mi propia voz, de cómo quería contar esta historia. Eso es lo más difícil: encontrar esa voz única”.
En la novela, “la madre es como una víctima que se ve atrapada en medio de estos dos contextos y por eso su vida es tan compleja, porque no sabe o no puede enfrentar estar situación. Las personas que están en esta situación pueden ser muy valientes y sobreviven”.
Ikstena hace énfasis en que dadas estas complejas situaciones políticas “no se pueden juzgar las decisiones de las personas, que a veces necesitan quedarse y ser sobrevivientes. Hay tantos héroes desconocidos que eligen vivir su vida de cierta manera. También están los que deciden irse y de otra manera son sobrevivientes. Lo más importante es la decisión de poder escoger el propio destino”.
Leche materna será presentada hoy a las 17 horas con una conversación de América Gutiérrez y Nora Ikstena, transmitida a través de las páginas en Facebook de Vaso Roto y de Librerías El Sótano.