Santiago. El ultraderechista/pinochetista José Antonio Kast, del Frente Social Cristiano –alianza de los partidos Republicano y Conservador Cristiano–, ganó la primera vuelta de las elecciones presidenciales celebradas ayer en Chile y disputará con el izquierdista Gabriel Boric la segunda ronda decisiva el próximo 19 de diciembre.
Con 94 por ciento de las mesas escrutadas, Kast obtuvo 27.9 por ciento de sufragios, mientras Boric, del Pacto Apruebo Dignidad –integrado por las cinco agrupaciones Del Frente Amplio más el Partido Comunista–, logró 25.67 por ciento.
Al celebrar su victoria, Kast dijo que “lo primero que corresponde es dar gracias a Dios por cómo se desarrolló todo hasta ahora, muy tranquilo; y después a mi familia”; describiendo lo suyo como una lucha “entre libertad y comunismo”.
Ante unos cientos de partidarios, declaró que “se nos viene un desafío enorme, donde debemos empezar a convocar a muchas personas, tenemos que ir por todos aquellos que por alguna razón no se atrevieron a votar por nosotros, que no se atrevieron a dar ese paso, tenemos que decirle a cada uno de ellos que no se sintieron convocados por este proyecto que nosotros los queremos acoger”.
Boric, en su turno, trató de dar luces a sus seguidores acerca de cómo recomponer fuerzas, pero advirtiéndoles que se viene una segunda vuelta “dura y difícil”, en la cual “tenemos que ser humildes y receptivos, jamás arrogantes y altaneros. Eso a veces cuesta y tenemos mucho que aprender de eso. Me la voy a jugar, porque hay mucha gente que no salió a votar y tenemos que transmitir un mensaje de calma y tranquilidad”.
También hizo guiños a los electores de otros candidatos derrotados, en particular los de la centro izquierda, pidiéndoles “construir unidad”, y también a los de Franco Parisi.
Y es que el resultado más sorprende fue el de Parisi, candidato del Partido de la Gente, que llegó tercero con 12.94 por ciento de sufragios, un outsider que no vive en Chile, sino en Alabama, Estados Unidos, y que evitó venir al país porque tiene una demanda por pensión alimenticia en beneficio de sus hijos por unos 250 mil dólares. Parisi, quien se postuló por segunda vez a la presidencia y que realizó su campaña sólo por redes sociales y con un discurso contra la clase política y la burocracia estatal, parece convertirse en factor clave en diciembre: a dónde irán sus votos, un electorado profundamente desencantado de la política y que pertenece a los estratos sociales de menores ingresos de la sociedad, es una incógnita.
Todo dependerá de cómo se le hable y cuáles sean las ofertas que se le hagan, pero es un botín fundamental a persuadir.
También será fundamental el apoyo que brinden otras coaliciones derrotadas: la ex concertación, que apenas llegó quinta, con 11.70 por ciento de los votos. Su abanderada, la senadora democristiana Yasna Provoste, al admitir su derrota, aseveró que “el espíritu totalitario, fascista es lo que representa la candidatura de José Antonio Kast. Nosotros jamás podríamos tener una posición neutra de lo que esto significa, no queremos que se repitan esos horrores y esos dolores”, abriéndose a apoyar a Boric.
Mientras Sebastián Sichel, representante de la derecha oficialista/piñerista y gran perdedora de la noche, con apenas 12.65 por ciento, sostuvo que “cualquier decisión al respecto la comunicaré, es evidente que por la candidatura de izquierda no voy a votar, pero tengo diferencias programáticas con Kast que estoy dispuesto a conversar”.
Otros resultados
Entre los grandes y sorprendentes resultados de la noche, la elección de Fabiola Campillai como senadora por Santiago, primera mayoría con 15.42 por ciento de los sufragios. Ella, obrera que trabajaba en una fábrica de alimentos en los arrabales de Santiago, es víctima directa de la represión que desató el presidente Sebastián Piñera tras el estallido social del 18 de octubre (18-O) de 2019: cuando esperaba el autobús para ir a su trabajo nocturno, recibió en el rostro una bomba lacrimógena disparada directamente por carabineros, que la dejó ciega, sin olfato y con el rostro deformado. Sin ninguna trayectoria política, ella se impuso ayer, para visibilizar en el Parlamento a las víctimas del estallido.
Pese a que parecía que había una alta participación, sólo lo hizo 43.63 por ciento de los electores, un porcentaje incluso menor que hace cuatro años.
Explicaciones
¿Cómo se entiende que a dos años del estallido social de 2019, cuando millones de chilenos se manifestaron contra el modelo neoliberal y por cambios estructurales; que a un año del plebiscito donde 80 por ciento apoyó una nueva constitución, y que a cinco meses de la elección de constituyentes donde la derecha obtuvo sólo 37 de 155; un negacionista de las violaciones a los derechos humanos y que justifica la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990), defensor del statu quo y con un programa reaccionario, esté en la primera posición para convertirse en el siguiente presidente de Chile?
“El estallido fue la expresión de un descontento amplio pero difuso en sus contornos. Dio algo fundamental: hoy Chile está escribiendo una nueva Constitución. Pero también fue la expresión de demandas inmediatas y entró fuerte en la agenda el tema migratorio. Hay una demanda de orden que ha calado y en ese registro irrumpió con éxito un discurso populista de derecha”, señala el analista Ernesto Águila.
Agrega que “el desafío de la izquierda será hablarle a ese pueblo que quiere cambios pero que tiene temores. Su desafío será que la esperanza le gane al miedo. La segunda vuelta chilena está abierta y se espera una llegada estrecha y dramática”.
¿Cómo se prevé la segunda vuelta? “La gran sorpresa es la votación de Parisi, quien sin realizar campaña llegó tercero. Ese electorado representa un fuerte sentimiento antipolítica y antipartidos y puede ser este el fiel de la balanza la definición de la segunda vuelta”, agrega Águila.
“Kast es un liderazgo en la línea de Bolsonaro . Su ascenso sorprende y expresa una fuerte demanda por el orden público y antimigración. La sociedad chilena parece extenuada por la pandemia y el discurso acerca de la violencia y la demanda de orden, pareciera que han calado en la población chilena”, explica.
Boric tiene un difícil desafío ante la segunda vuelta. Debe hablar a las regiones, a las clases medias atemorizadas y a un mundo popular agobiado por el avance del narco, indica.
Entre las debilidades de Boric, su falta de implantación en regiones y en zonas rurales, no así en la Región Metropolitana de Santiago y de otras ciudades, que ganó holgadamente.