En el boxeo mexicano los ídolos se consumen en la tragedia. Ese ha sido el estereotipo en décadas de historias de gloria y fracaso de un oficio noble y cruel, pero hoy parece ser desplazado por otras narrativas, considera el joven prospecto David Picasso, un universitario de 21 años con sueños de hacer carrera en el mundo de la ciencia y de convertirse en campeón del mundo.
A los 21 años alterna sus estudios de neurociencias en la UNAM y es señalado como uno de los mejores prospectos del momento y candidato de 2021 en esa categoría por el Consejo Mundial de Boxeo. El viernes noqueó a Luis Millán en su quinta pelea de este año y la número 20 de una trayectoria invicta.
“No critico a los ídolos del pasado, vivieron otro contexto, pero creo que Canelo Álvarez se ha convertido en un nuevo referente del boxeo mexicano y eso desconcierta a muchos porque no entra en ese estereotipo del ídolo que fracasa.”
Picasso piensa que el éxito de Canelo como peleador, su vida modelo y su habilidad empresarial genera sentimientos contradictorios. Sin embargo, lo más importante es que genera un nuevo perfil de boxeador que inspira a muchos jóvenes.
“Es una imagen positiva y eso es una gran aportación en muchos niveles”, explica; “yo mismo quiero convertirme en un boxeador exitoso y también en científico y demostrar que podemos salirnos de esa imagen salvaje y triste del pelea-dor arruinado.”
Esa “doble vida” de Picasso le exige una mayor disciplina y un orden milimétrico con el tiempo en la vida diaria. Los desvelos por el estudio no puede permitirlos un atleta profesional, de modo que debe organizar sus horarios de manera rigurosa. Un científico que boxea o un púgil que se dedica a las ciencias debe vivir en la entrega total.
“Mis actividades académicas y como boxeador debo mantenerlas muy precisas. Nunca quiero estar en la disyuntiva de tener que elegir un camino y otro. Mis metas son convertirme en campeón mundial el próximo año y dedicarme a la ciencia, un peleador distinto, eso quiero”, concluye.