Una novedosa manera de abordar el arte operístico propone el proyecto Ópera-cinema, de Offenbach Operetta Studio AC. Consiste en hacer “montajes de maletín o portátiles” a partir de utilizar el antiguo formato de cine mudo musicalizado en vivo.
“El propósito es llevar este espectáculo a lugares muy diversos de manera muy práctica y económica, a diferencia de lo que sucede siempre con la ópera, que es muy costosa, aparatosa y complicada de montar”, explica el director escénico Oswaldo Martín del Campo, creador de esta propuesta al lado de la soprano Martha Llamas.
“Buscamos ahorrarnos la complejidad del montaje, lo fastuoso, sin sacrificar lo medular de la ópera, que es la voz humana. Filmamos la parte escénica, la cual recibe un tratamiento de cine silente para destacar el histrionismo de los intérpretes. Durante la función se proyecta el filme mientras los cantantes, acompañados por una orquesta o un piano, ejecutan la parte musical en vivo. Es un formato muy práctico y portátil.”
El origen de esta iniciativa se remonta a 2014, y a la fecha cuenta con un tríptico de títulos de Giacomo Puccini, todos de un solo acto: II tabarro (La capa), Sour Angelica (Sor Angélica) y Gianni Schicchi, que en conjunto suman dos horas y media.
A la fecha han sido presentados de manera individual y por vez primera se harán de manera conjunta en una misma función, el próximo domingo 5 de diciembre a las 18 horas en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris (Donceles 36, Centro Histórico).
Oswaldo Martín del Campo resalta que una singularidad de este proyecto es que las películas son originales. Están hechas sobre el montaje de la ópera en cuestión y tienen “una estética avejentada”, al ser en blanco y negro, mudas y con intertítulos.
“A diferencia de las proyecciones que se hacen de las funciones del Metropolitan Opera House, en el Auditorio Nacional o en otros espacios, el nuestro es un lenguaje cinematográfico. Es decir, la proyección está realizada para ser aprovechada con las herramientas del cine, no está filmada desde un teatro que, creo, pierde un poco”, indica en entrevista.
“El teatro es para el teatro, y el cine tiene sus propias estrategias. Sustituimos el montaje teatral por estas películas que intencionalmente hemos hecho con esta estética de principios del siglo XX, que estaban muy influenciadas por el teatro. Entonces, hay mucho de teatral en estas creaciones fílmicas.”
Tras destacar que esta propuesta operística es inédita y que sólo el compositor estadunidense Philip Glass ha hecho algo similar con la película La bella y la bestia, de Jean Cocteau, el creador escénico aclara que en las funciones en vivo los cantantes no interactúan con los filmes, sino que hacen las veces de los músicos de la orquesta al estar abajo de la pantalla. Para el caso del tríptico de Puccini son en total 16 cantantes, acompañados al piano por Israel Barrios.
Este formato de Ópera-cinema ha sido presentado en cárceles, plazas públicas y actos privados, y se ha proyectado en edificios de unidades habitacionales y autocinemas.
El repertorio cuenta con dos títulos más, recién filmados: Los siete pecados capitales, de Kurt Weill, y el estreno mundial de Divino narciso, del mexicano Juan Trigos. Para 2022 proyectan producir El viaje a la Luna, de Jacques Offenbach.