A pesar de tener un trabajo bien remunerado en una multinacional de Shanghai, Hu Siqin dejó todo para cultivar verduras. Como ella, muchos jóvenes chinos huyen del estrés de las grandes ciudades para instalarse en el campo.
Esta treintañera decidió renunciar a una carrera que le permitía pagarse restaurantes y salir de noche. Sin embargo, sentía que entre los rascacielos de una metrópoli de 25 millones de habitantes le faltaba algo. Necesitada de raíces, cansada de las prisas del mundo laboral, decidió irse a disfrutar de la alegría simple de un estilo de vida rural.
“Como otros, había llegado al punto en que las comodidades materiales ya no podían motivarme. En el fondo ya no estábamos satisfechos con nuestras vidas”. Nos preguntamos: ¿cuál es el objetivo de nuestra vida? ¿Por qué nos levantamos por la mañana?”
Hasta la década de 1980, China era un país mayoritariamente rural, pero la tendencia se invirtió rápidamente con el desarrollo económico. El crecimiento ha llevado a una mayor urbanización y sacó a varios cientos de millones de personas de la pobreza extrema gracias a una economía moderna impulsada por el consumo.
Pero una vez alcanzado cierto grado de bienestar, las actitudes empezaron a cambiar. Muchos jóvenes están cansados de un estilo de vida que les obliga a trabajar mucha horas a medida que aumenta el costo de la vida y bajo la presión de los padres “para triunfar”, casarse y tener hijos.
Ese estilo de vida terminó en un cansancio que a veces se materializa en la metáfora de “la tabla”: quedarse tirado en casa en lugar de perseguir el éxito social.
Hu Siqin, antigua directora de mercadeo y de compras en L’Oréal y Decathlon, dice que “parecía feliz por fuera, pero vacía por dentro”. Ahora planta tubérculos, judías y otras hortalizas ecológicas en Chong Ming, una gran isla principalmente agrícola en el estuario del río Yang Tse, donde las parcelas se alquilan junto a amigos que comparten los mismos ideales.
es una mujer muy enérgica y apenas puede contener su satisfacción cuando desentierra camotes y prueba plantas de sorgo. Forma parte de lo que el gobierno llama “los nuevos agricultores”: personas generalmente jóvenes, con estudios y que aportan nuevas ideas a la agricultura, así como su dominio de las redes sociales o la venta en línea. Este grupo ya lo integra unos 20 millones de personas, según las cifras oficiales.
El gobierno se alegra de que los jóvenes con conocimientos tecnológicos y comerciales se incorporen al sector agrícola, pero para Liang Funa, de 34 años, la prioridad es tener una vida más tranquila. Este ex ejecutivo de publicidad llegó a Chong Ming hace unos años después de considerar que trabajó demasiado.
Afp