En vísperas de la Primera Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe, organizada por el Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño (Celam), expertos en asuntos religiosos e integrantes de comunidades de base criticaron que aún exista distanciamiento por parte de las cúpulas eclesiásticas.
En la mesa de diálogo La asamblea eclesial de América Latina y el Caribe, desafíos y expectativas de los pueblos en lucha, pusieron en duda que realmente se haya consultado a las bases para definir las temáticas que se abordarán en el encuentro que arranca el 21 de noviembre y concluye el 28, y cuya sede es México. Todas las actividades, excepto la misa inaugural (en la Basílica de Guadalupe), se realizarán en Casa Lago, sede de la Conferencia de Episcopado Mexicano.
“Hay un distanciamiento enorme desde la propuesta que emerge de la cúpula eclesiástica, que aunque quiere incluir a toda la Iglesia difícilmente llega esta comunicación a las bases, y muchas veces ni a los presbíteros. En varias diócesis preguntaba si sabían de la asamblea que se iba gestando y muchos ni idea tenían. No hay interés o no hay preocupación de mirar un poquito más amplio”, consideró Juan Manuel García Quijano, del Centro Nacional de Ayuda a las Misiones Indígenas.
Sostuvo que existe una dificultad de “cómo tocar realmente la necesidad real del pueblo de Dios. Vienen más de 50 y tantos temas agrupados, y dicen que hay 46 mil aportes grupales a nivel continental y 8 mil 500 personales”.
Criticó la ausencia de algunas temáticas fundamentales. “Dónde están los pueblos originarios, donde están las cuestiones de migración, la desaparición forzada y el ecumenismo. En el índice viene mezclado; es un tema integral, pero que a veces es difícil separarlo. Los pueblos indígenas es un tema, pero a veces muchos de ellos viven problemas de migración, también han sufrido problemas de desaparición forzada y en algunos hay situaciones de ecumenismo”.
Magdiel Sánchez Quiroz, de Jóvenes ante la Emergencia, expuso que supo de la asamblea eclesial cuando fue invitado a la mesa de diálogo y destacó que “desde las iglesias, desde los pueblos y comunidades de base hay un cúmulo de experiencias” y trabajo que son “herramientas potentes”, y deben ser tomadas en cuenta.
Arturo Carrasco Gómez, sacerdote anglicano, dijo que se proponen “temas complementarios para enriquecer la asamblea eclesial, como la voz de los familiares en busca de personas desaparecidas, que interpelen a las instituciones gubernamentales y también a las iglesias”.
Luis Eduardo Villarreal, de Casanicolás, Casa del Migrante, destacó la importancia de los movimientos migratorios, como las caravanas migrantes que buscan llegar a Estados Unidos. “La ONU calcula que en 2020 había 281 millones de personas que vivían en un país distinto al que habían nacido”.