Tras la espeluznante sacudida por la pandemia, la recuperación económica del país es notoria, con todo y el “traspié” de septiembre pasado, y en este sentido el Inegi ha divulgado que en el décimo mes de 2021 el Indicador Oportuno de la Actividad Económica (IOAE) reportó un crecimiento de 0.6 por ciento (el mejor aumento en los pasados siete meses) respecto de los treinta días anteriores, mientras el avance anualizado fue de 1.9 por ciento.
De acuerdo con la información disponible ( La Jornada, Clara Zepeda), si se consideran los principales grandes sectores de actividad económica, para las secundarias (industria) el Inegi estimó un incremento mensual de 1.1 por ciento y para las terciarias (servicios y comercio) la variación mensual positiva en octubre fue de 0.8 por ciento, con avances anualizados de 1.3 y 2 por ciento, respectivamente.
Lo sucedido en septiembre, pues, no pasó de ser un tropezón, pero es necesario entender las razones. Por ello, el Centro de Estudios de las Finanzas Públicas (CEFP) de la Cámara de Diputados detalla que el Inegi estimó, con cifras ajustadas por factores de estacionalidad, que en ese mes el desempeño económico pasó de un incremento trimestral de 1.47 por ciento a una caída de 0.23 por ciento del segundo al tercer trimestre del año; lo que implicó su primera reducción después de cuatro alzas consecutivas.
La actividad económica se vio afectada por el repunte en el número de contagios por Covid-19 observado durante julio y agosto, a lo cual se agregaron las interrupciones en las cadenas de suministro por la escasez de insumos industriales y cuellos de botella con afectaciones en las actividades ligadas a la fabricación de equipo de transporte; en tanto que la manufactura, la construcción y la minería continuaron recuperándose, como resultado en el avance de la campaña de vacunación que favoreció una mayor movilidad y menores afectaciones en la actividad económica respecto a lo observado en 2020.
Por actividad económica y con relación al segundo trimestre, con cifras desestacionalizadas, al cierre de septiembre pasado las actividades primarias y secundarias crecieron 0.71 por ciento, cada una, y las terciarias disminuyeron 0.61 por ciento, con lo cual persiste heterogeneidad en los sectores que lo componen debido al impacto diferenciado de las restricciones para llevar a cabo sus actividades.
En este contexto, en la encuesta de septiembre el sector privado pronosticó un crecimiento para la economía de 6.15 por ciento para 2021, lo que contrastaría con la caída de 8.51 por ciento observada en 2020. Derivado de la evolución de la actividad productiva, la Secretaría de Hacienda ajustó su estimación para la variación real puntual del producto interno bruto (PIB) del presente año para efectos de estimaciones de finanzas públicas, la cual pasó de un crecimiento real anual de 4.6 por ciento en septiembre de 2020 a un alza de 6.3 por ciento en octubre de 2021, detalla el CEFP.
En el plano internacional, explica el citado Centro de Estudios, la economía mundial continuó recuperándose, si bien a un menor ritmo y con dinámicas diferenciadas entre países, regiones y sectores, lo que se explicó, en parte, a la disrupción de las cadenas de suministro globales propiciadas por la tercera ola de contagios de Covid-19, lo que implicó problemas de escasez de insumos y bienes intermedios que afectó la actividad manufacturera en varios países.
En el tercer trimestre de 2021 la dinámica de la economía nacional pasó a terreno negativo; si bien, el avance de la campaña de vacunación favoreció una mayor movilidad y menores afectaciones en la actividad económica respecto a lo observado en 2020, la actividad productiva nacional fue afectada por el repunte de contagios por Covid-19, las interrupciones en las cadenas de suministro por la escasez de insumos industriales y cuellos de botella aun cuando la manufactura, la construcción y la minería continuaron mejorando.
De cualquier forma, la economía mexicana cerrará 2021 con muy buenos resultados.
Las rebanadas del pastel
El esperpéntico arzobispo emérito de Guadalajara Juan Sandoval Íñiguez –una suerte de Diego Fernández de Cevallos con sotana– será sancionado por violar la ley vigente para los ministros de culto, pasarse por el arco del triunfo la separación de Iglesia y Estado e intervenir en los procesos electorales. Háganle un favor al país y que se vaya mucho a Roma.