La efectividad de los programas sociales de la actual administración divide opiniones entre investigadores universitarios, pues mientras algunos consideran que el gobierno ha respondido “adecuadamente” en el marco de la pandemia de Covid-19, sin endeudarse ni subir impuestos, otros advierten que dichos esquemas se están quedando cortos y no llegan a los sectores que más los requieren.
Durante un conversatorio virtual organizado ayer por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), académicos de diversos centros de estudios analizaron cómo se ha construido el concepto de “desigualdad” a lo largo de historia y de qué forma se ha tratado de aminorar ese fenómeno.
Consultados sobre la eficiencia de los programas de ayuda social de este gobierno, los puntos de vista fueron diversos. Alicia Puyana Mutis, investigadora de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales- sede México, consideró que las políticas oficiales para enfrentar los estragos de la pandemia de Covid-19, en un entorno de estancamiento económico, han sido positivas en términos generales.
“Creo que (el gobierno) lo hizo adecuadamente, no obstante se negara –por ejemplo—a pedir deuda y elevar los impuestos. Yo creo que lo manejó bien, (sus estrategias) son adecuadas porque el énfasis en la gente pobre, de menores ingresos, continuó, aunque debilitado, por el impacto de la crisis. Hoy vemos que el no haber adquirido deuda, evita que el Fondo Monetario Internacional califique a México como un país que se endeudó mucho”, señaló.
En sentido contrario, Fernando Cortés, investigador del Programa Universitario de Estudios del Desarrollo, de la Universidad Nacional Autónoma de México, consideró que los programas sociales no tienen un alcance suficiente y no están adecuadamente focalizados.
La cobertura real de dichos esquemas, indicó, “está alrededor del 30 por ciento” de lo que debería tener, lo que “dista mucho de la información oficial” al respecto, además de que los apoyos se están distribuyendo también entre las familias de los deciles económicos más altos, y no necesariamente en las familias que más los necesitan.
“Pareciera ser que hay dificultades en la ejecución de los programas, en la parte práctica, y por consiguiente, en la eficiencia de los resultados que se logran con los recursos disponibles”, recalcó.
Por su parte, Alice Krozer, investigadora de El Colegio de México, hizo ver que en muchas ocasiones las políticas públicas que buscan combatir la pobreza no necesariamente aminoran la desigualdad, por lo que es fundamental resolver el problema de la injusta distribución de la riqueza a través de una reforma fiscal verdaderamente redistributiva.