Sokolka. Cientos de migrantes trataron de cruzar nuevamente la frontera desde Bielorrusia, informaron las autoridades polacas este viernes, explicando que la crisis parece haber perdido intensidad en términos numéricos, tras el traslado de miles de personas a un centro de acogida, pero se torna más agresiva.
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Según los guardias fronterizos, hubo dos grupos que trataron de cruzar la frontera y entrar en Polonia y por tanto en la Unión Europea (UE). El más importante estaba compuesto por 500 personas, algunas de las cuales lanzaron piedras y gases lacrimógenos.
Los guardias fronterizos polacos detuvieron a 45 migrantes y les ordenaron abandonar el país.
Según la agencia estatal bielorrusa Belta, 2 mil migrantes que llevaban días en un campamento improvisado en la frontera en condiciones humanitarias lamentables, pasaron por primera vez la noche del jueves al viernes en un centro de acogida.
En su cuenta de Telegram, la agencia publicó fotos de migrantes durmiendo en sacos de dormir en el suelo de un hangar.
La UE acusa a Bielorrusia de alentar la crisis en reacción a las sanciones impuestas a su régimen tras la violenta represión de las manifestaciones opositoras de 2020. Por su parte, Minsk rechaza las acusaciones y critica a la UE por no acoger a los migrantes.
Bielorrusia aseguró el jueves que todavía había 7 mil migrantes en su territorio y propuso repatriar a 5 mil de ellos a sus países de origen.
Según su presidencia, la canciller alemana, Angela Merkel, iba a negociar con la Unión Europea un "corredor humanitario" para llevar a los otros 2 mil a Alemania. Una afirmación desmentida a la Afp por una fuente gubernamental en Berlín.
Paralelamente, 431 migrantes fueron repatriados a Irak el jueves por la noche. La mayoría llegó a Erbil, en el Kurdistán iraquí, y a Bagdad, la capital.
Intentos de cruce "más agresivos"
Pese a estas repatriaciones, Polonia sigue alertando de la presión migratoria en sus fronteras.
"Sigue habiendo intentos de cruzar la frontera de manera irregular por parte de migrantes", dijo Marek Pietrzak, portavoz de la Fuerza de Defensa Territorial de Polonia, que tiene soldados desplegados en la frontera.
"Podemos ver cómo se inspiran y son supervisados por la guardia fronteriza bielorrusa y otros uniformados", añadió el portavoz a TV Republika.
El viernes, la guardia fronteriza informó en Twitter que "dos grandes grupos trataron de cruzar".
"Hubo personas que lanzaron piedras y alguien también arrojó gas lacrimógeno a los funcionarios polacos. Al mismo tiempo, el personal bielorruso utilizaba láseres para cegarlos", dijo a la Afp la portavoz de la guardia fronteriza, la teniente Anna Michalska.
Cuatro soldados polacos resultaron heridos, pero no necesitaron ser hospitalizados, precisó.
También aseguró que había menos intentos de cruce en comparación con el mes pasado, pero que los más recientes "fueron más agresivos".
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'Usar la migración como arma'
Tanto la Unión Europea como los Estados Unidos anunciaron nuevas sanciones contra el régimen bielorruso esta semana.
Sus autoridades siguen reprimiendo a la oposición y a los medios de comunicación independientes desde las controvertidas elecciones presidenciales del año pasado, en las que el presidente Alexander Lukashenko, que lleva casi 30 años en el poder, fue relegido con 80.23 por ciento de los votos.
La UE y los ministros de Relaciones Exteriores de las potencias del G7 pidieron el jueves al régimen de Lukashenko que cese "inmediatamente su campaña agresiva y explotadora".
Durante su visita a Nigeria, el secretario de Estado norteamericano, Antony Blinken, fue más allá y dijo que su país podría imponer más sanciones a Bielorrusia.
"Sus esfuerzos para usar la migración como arma tienen que parar", dijo. "Está cometiendo una terrible injusticia con estas personas a las que ha victimizado convirtiéndolas en peones", lamentó.
Según oenegés polacas, al menos 11 migrantes han muerto desde que comenzó la crisis. Además, otro grupo humanitario, el Centro Polaco de Ayuda Internacional, aseguró haber atendido el jueves a una pareja siria que aseguró que su hijo de un año había fallecido en el bosque.